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Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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LA IRRUPCIÓN de ETA en la campaña electoral, ha acaparado la atención informativa de la semana y ha dejado en un plano casi olvidado los asuntos de ámbito local. ETA anunció el miércoles una tregua exclusiva para Cataluña. El Partido Popular se apresuró a decir que respondía al pacto alcanzado por la banda etarra y el independentista catalán Carod Rovira, mientras que éste último negaba que en su conversaciones con dirigentes de ETA hubiera llegado a pactos de algún tipo. En todo caso, para el PP el silogismo es claro: ETA y Rovira alcanzan, explícita o implícitamente, un acuerdo nauseabundo que establece un marco geográfico para el asesinato. El PSOE catalán mantiene un pacto de gobierno con Rovira. Consecuentemente, el PSOE en general respalda indirectamente la aberración y rompe el compromiso nacional, de todos los partidos democráticos, en la lucha antiterrorista. El PSOE, naturalmente, hace una lectura diferente. Los socialistas catalanes -vienen a explicar- formalizaron un acuerdo de gobierno con Esquerra Republicana de Cataluña, en virtud del cual Pascual Maragalll asumió la presidencia y Carod Rovira, secretario general de Esquerra, el cargo de «consejero en cap», algo así como primer ministro del gobierno catalán. Pocos días después de constituido el gobierno, salta la noticia de que Rovira había mantenido conversaciones con ETA. Las diferencias se solventan entonces con el cese de Rovira en el cargo de gobierno. Después se conoce que era una salida provisional, hasta que amainara la tormenta política. Así y todo, comenzaba a ser digerida la crisis por el electorado, cuando revienta la segunda bomba. ETA aparece en pantalla con una bandera de Cataluña y anuncia su decisión de no asesinar en esta comunidad autónoma. Rovira quiere echar tierra encima a anuncia que no volverá a ocupar el cargo de consejero en cap y pide a Maragall que realice el correspondiente recambio. Para el PSOE la crisis se da por cerrada. Por el contrario, el PP exige la ruptura del gobierno catalán como única prueba de que el PSOE continúa creyendo en el Pacto Antiterrorista. Zapatero devuelve la pelota y acusa a Rajoy de escudarse en una argucia carente de peso para romper el acuerdo contra ETA desde el PP. ¿ETA se convierte por méritos propios en eje de la campaña electoral? Evidentemente, no. El comunicado de ETA no pasaría de ser uno más de la banda, cada cual más estrambótico, si los partidos políticos no estuvieran en campaña, que es tanto como decir que anteponen sus intereses particulares a los generales de la nación. En politica gana quien maneja mejor el arte de la simplificación. Los matices se pierden en el juego del maniqueismo, la división entre buenos y malos, en cuyo ejercicio ha demostrado ser sumamente experto José María Aznar. Así que al final y sin proponérselo, el PP se ha encontrado con un regalo en campaña de inmensas dimensiones. Resulta que el PP y ETA, lo que son las cosas, pasan a conformar los dos extremos de la tenaza que puede destrozar a Rodríguez Zapatero. Quedan tres semanas para la jornada electoral. El PP intentará alargar el debate sobre este asunto lo más posible. Cuanto más días monopolice la información el asunto catalán, menos días quedan para hablar de la guerra de Irak y de las armas de destrucción masiva. O de cualquier otro asunto. Con este escenario, qué le queda a los candidatos locales para hacer campaña. Pues la verdad es que muy poca cosa. Prácticamente todo pasa inadvertido. El PP habla de logros en los últimos ocho años -en empleo, en carreteras...- y el PSOE promete mayores retos y denuncia, por ejemplo, que la renta percápita ha aumentado en Castilla y León (hasta perder las ayudas otorgadas a las regiones pobres) porque la misma riqueza de antes se reparte ahora entre menos habitantes, debido a la despoblación que no cesa, o más directamente se acusa a la Junta de no ser diligente en las sanciones a los bares del Barrio Húmedo. Todo vale. Tal vez sea esa la razón por la cual los candidatos del PP se niegan a participar en debates con los contrincantes del PSOE. El Diario de León, al igual que hiciera en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, ha invitado a los cabezas de candidatura de los partidos con representación parlamentaria a participar en debates cara a cara. Los candidatos del PSOE han accedido. Los cabezas de lista del PP, Juan Morano y Mario Amilivia, se lo están pensando. Creen que tienen poco o nada que ganar y mucho que perder. Tienen miedo. La sinceridad en el planteamiento les honra. En realidad, es lo mismo que piensa Rajoy al no dar cancha a Zapatero. Una situación que desde un punto de vista democrático no se sostiene. La confrontación entre quienes aspiran a gobernar debería de estar regulado por ley. Lo contrario es hurtarle al ciudadano el derecho que tiene a una información completa para ejercer el voto en libertad. Sustraer el debate, bien porque perjudica a unas de las partes o por simple cobardía del candidato que se considera más débil para la confrontación dialéctica, significa también secuestrar una parte de la libertad. El consejero de Agricultura visitó Valencia de don Juan el pasado jueves para inaugurar la Feria Multisectorial, una muestra que cumple 84 años de existencia y que denota un vigor que transciende ya la importancia del sector agrario, origen de la iniciativa. La Feria se configura así como muestra de la inflexión que ha de producirse en el sector agrario, una vez anunciada una orientación distinta en las ayudas de Europa. El consejero de Agricultura manifestó que a pesar de que España perderá los Fondos de Cohesión y de que Castilla y León verá reducidas de forma drástica las ayudas estructurales al haber salido del objetivo 1, la comunidad no perderá los fondos de la Política Agraria Común. Aunque la rebaja no será tan importante como en los otros dos capítulos, la realidad es que habrá bastante menos dinero para las zonas rurales, con una orientación también diferente. La razón resulta comprensible: Europa no quiere destinar más dinero a la agricultura y el número de agricultores pasará de cuatro millones actuales a siete millones con la ampliación de los doce nuevos países. A partir del año 2005 las ayudas estarán dirigidas al fomento de la industria de transformación, a la comercialización de los productos agrícolas, a la conservación del medio ambiente y a la innovación tecnológica. Se acaban las ayudas directas a la producción. La Feria de Valencia de don Juan viene a ser un adelanto de esta nueva situación: productos de mayor calidad, mejor presentados y, consecuentemente, más competitivos desde el punto de vista comercial, junto a nuevos sistemas de producción y regadío más sofisticados y que requieren menos mano de obra. El futuro del mundo rural está, por lo tanto, en saber aprovechar los nuevos incentivos para cambiar producción por venta. El reto se le plantea en gran medida a la Junta, porque de la rapidez con la que lleve a cabo el obligado proceso de formación e información, dependerán los resultados finales.

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