Diario de León

EN EL FILO

Rumores sobre la campaña

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EL ÚLTIMO atentado de ETA no ha sido cruento: ha sido informativo. Ha logrado colar la imagen y el sonido de su comunicado, en un contexto hortera de capuchas blancas, escudos y banderas, en todas las radios, en todas las televisiones, en todos los periódicos. Y resulta inútil, a estas alturas, el debate incipiente acerca de si habría que haber recogido en los medios esta provocación etarra anunciando una tregua parcial en Cataluña: el daño estaba hecho desde antes. Ahora, lo importante es saber frenar y encauzar el cúmulo de rumores desatado tras esta irrupción mediática de la banda. Lo verdaderamente importante ahora es saber cuánto daño ha hecho ETA al tripartito catalán; si de veras un alto cargo institucional de ERC, como el presidente de las Cortes Ernest Benach, acompañó o no a Carod-Rovira a Perpignan en su viaje hacia ETA -los rumores, ayer, estaban disparados y nadie parecía querer salir a atajarlos-; y si existe alguna posibilidad de que el pacto de Maragall con Esquerra Republicana de Catalunya sobreviva a la torpeza política de Carod, por mucho que éste se haya condenado ya a un relativo ostracismo político. Relativo porque, aunque se oculte de las entrevistas, Carod sigue siendo el cabeza de candidatura en las elecciones del 14 de marzo y porque ha colocado a sus amigos del llamado «clan de la avellana» -el presidente de las Cortes y el nuevo conseller en cap, Josep Bargal ló- en los puestos clave del nuevo poder político catalán. Hay muchos que piensan que la supervivencia, incluso a corto plazo, de este tripartito es imposible. Pero desde la sede central del PSOE en Madrid, calle Ferraz, achacan estas predicciones «a los deseos del PP». Cualquier análisis periodístico que, a estas alturas, incida en la debilidad del «Govern» de Maragall es tachado inmediatamente desde el PSOE de «alentado por el PP», cuando no directamente de vendido a las huestes de Carod. Y es que matar al mensajero se ha convertido, una vez más, en el deporte favorito de los estados mayores de los partidos, que siguen sin creer en la independencia periodística. No se trata solamente de atacar a los medios públicos en general, y a Urdaci en particular; el tiroteo está siendo generalizado. Hasta el punto de que desde el PSOE se ataca a TVE por haber emitido el comunicado de ETA. ¿Qué hubiese ocurrido si los medios públicos hubiesen omitido toda alusión a este comunicado? Las peticiones de la cabeza de Urdaci y sus jefes serían un clamor aún mayor que ahora. El problema no parece estar en los medios -ni siquiera en los públicos, por muchas que sean sus culpas-, sino en la utilización de ETA por la propia clase política. Rajoy y el PP no han dejado de acusar a los socialistas de «hacer el juego de ETA» por estar aliados con un Carod que protagonizó su misterioso y alocado viaje a Perpignan -quizá acompañado, ya vemos, por personajes que hasta ahora no habían aflorado-. Y los socialistas no se han resistido tampoco a acusar al PP de «connivencia objetiva» con la banda armada en sus intentos, evidentes, por desestabilizar el tripartito catalán y la candidatura a La Moncloa del propio Zapatero.

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