A la concejala de Turismo

NO ESCRIBO al dictado de nadie. La concejala citada en el titular sabe lo que digo y por qué. Por otra parte, jamás he tenido un negro, ni siquiera descafeinado. Sorprendido me tiene el equipo de gobierno en materia de Turismo en general y congresos en particular. Conviene anotar que después de más de quince años vinculado a la más sugerente industria del siglo XX-XXI -desde la actividad periodística a la política local, entrambas-, el sector se ha convertido en mi punto sensible. Una especie de come-come. De ahí el interés del firmante por cualquier noticia relacionada con la promoción de una ciudad que mira esperanzada a su futuro turístico, en el que se ha trabajado sin remilgos ni alharacas durante muchos años y en solitario. Más de doscientos cincuenta mil kilómetros en busca de clientela son algo. En cuanto a la sorpresa, más adelante trataré de reseñarla. Por todo ello, sinceramente, he de felicitar a la nueva concejala del ramo por continuar, digo continuar e intentar, que al apartado de congresos en León se le dé la importancia que merece, -no sé si saben cuánta- y por la que se afanan un buen número de ciudades con la actividad congresual como prioridad de sus aspiraciones promocionales. Todas aquellas de aquí al lado. Junto a casa. Hace unos días he leído en la prensa -foto incluida- que doña Susana Travesí, aprovechando que los OPCs pasaban por Valladolid, como el Pisuerga, ha recibido a diez organizaciones nacionales de congresos para mostrarles nuestro extraordinario auditorio y «las posibilidades de la ciudad para acoger convenciones profesionales». Además tuvo la deferencia de invitarles a una popular bodega de los alrededores. Bien hecho. Según me consta, digo me consta, marcharon encantados de León, el auditorio y la bodega. Nuevamente enhorabuena. Enhorabuena y felicitaciones por su valentía al escorar de estribor. Valentía pues, a pesar de las manifestaciones e intenciones de algun os de sus compañeros del equipo de gobierno, quienes querían convertir el auditorio en Cine de Barrio o aseguraban que «menos tenores y más obras para los colegios», doña Susana, -aquí la sorpresa- contra viento y marea, prosigue la labor iniciada por los que durante seis años hubimos de actuar de solanas sin un técnico que llevarnos al despacho. A pelo. A base de esfuerzo personal. Partiendo de menos cero. Y lo conseguido está a la vista. Por cierto, hace muchos meses, demasiados, no hemos tenido noticia de la confirmación de reuniones de trabajo, simposios, convenciones o congresos a corto o medio plazo en nuestro envidiado auditorio. Al menos, no se nos informa. De no haber negocio, bueno sería retomar la idea de Cine de Barrio , ahora que el señor Parada está en paro. Le movió el sillón doña Carmen García Galisteo, más conocida por Carmen Sevilla, la de las ovejitas luceras. Y mira que se confunde la mujer. Felicitaciones, asimismo, por esos cinco millones de euros que, según anunciaron con gran aparato, van a dedicar a la promoción turística. No sabemos de dónde los obtendrán -no se nos ha informado-, pero el proyecto ya lo quisiera para sí cualquier ciudad de interior con ideas agresivas en cuanto a promoción de sus encantos. Solamente me queda desearle que no se le enfaden sus compañeros. Ya se sabe, el que se m ueve no sale en la foto.