Por encima del aguacero

SE SOSPECHABA desde hace mucho tiempo, casi desde la noche de los tiempos, donde todo está muy oscuro. Ahora, por fin, los detectives de la NASA nos presentan las pruebas: en el pasado, Marte estuvo bañado en agua. Mucho más arriba de los océanos y de los ríos, mirando por encima del hombro cósmico a las nubes fugitivas, había agua en el enigmático planeta colorado. ¡Agua va!, debió de decir el irresponsable inventor de las constelaciones. «Este es el tipo de lugar que habría permitido la existencia de la vida», ha dicho el jefe de la misión encomendada al sumiso robot 'Opportunity', que se conduce a distancia. Es la confirmación científica de una vieja idea, que antes fue un viejo deseo. El ser humano sabe que está solo, pero no quiere ser solo. Cuando se ha puesto a considerar, que etimológicamente viene de mirar a las estrellas, se ha sentido confortado pensando que en las alturas habitan seres parecidos a él, o sea, gente que sufre y que lo pasa bien alternativamente y que cuando se ha habituado a vivir le llega la hora de morirse. La verdad es que no se ha descubierto que haya agua en Marte, sino que la hubo. Lo que ha detectado el espectrómetro es un tipo de sal que en la Tierra sólo se forma ante una alta presencia de agua en su forma líquida y tiene un alto contenido de oxígeno. ¿Llovió mucho en aquellos altos parajes en épocas tan remotas que aún no se habían descubierto las épocas? La lluvia, según descubrió Borges, es algo que sin duda sucede en el pasado. ¿Sucedió allí y, por lo tanto, hubo vida y muerte? En el TBO se representaba a los marcianos como a unos hombrecillos verdes, de un frontal ojo único, con mala leche. Los terrestres siempre creemos que también en las galaxias abunda. Mientras tres cuartas partes de los que viven aquí abajo no tienen para comer, nos estamos gastando un dineral en averiguar si allí bebían. Aunque fuera agua tónica sin ginebra, o esa Coca-Cola comercializada en Gran Bretaña: un agua embotellada directamente sacada del grifo.