Dalí en su laberinto

EL PSIQUIATRA afincado en León  Luis Salvador López Herrero acaba de publicar La cara oculta de Salvador Dalí , en el que analiza, desde el psicoanálisis, su compleja personalidad. Ando enfrascado en su densa lectura, y no es que a estas alturas de la campaña electoral todo sea proclive al surrealismo. Dalí fue un genio y un gran pintor, en ello hay casi unanimidad. Muchos añaden¿ y además estaba loco. Este es uno de los aspectos que su libro trata de descifrar, desde el rigor de la ciencia de la psique, más allá de esa proclividad del español a echar mano de la teoría del desprendimiento de tuerca, en cuanto alguien se comporta de una forma distinta al resto. ¿Fue la presunta locura de Dalí un sambenito, un oficio,  una enfermedad? ¿De todo un poco? Ciertos borrachos afirman que no lo están sino que se lo hacen. El libro aporta respuestas desde el rigor de la reflexión, no estamos ante una obra hecha a mero golpe de conmemoración oportunista.  Como Gollum, el personaje de El Señor de los Anillos ,  Dalí también una vez fue un hobbit. ¿Cuál fue el anillo de poder que envileció al artista, que lo transformó en un ser capaz de, por ejemplo, favorecer la creación de un taller de sus propias falsificaciones? Hizo declaraciones políticas miserables que no le fueron perdonadas.  Ha sido de los artistas más inteligentes, también de los más desdichados. Nietzsche tenía razón: si pasas mucho tiempo mirando al abismo, el abismo te mira a ti .  No fue un mero creador de exabruptos y extravagancias, por mucho que le diese la máxima importancia a lo mediático. Fue un artista extraordinario, excelente escritor, hombre espectáculo¿ y, sobre todo, un prisionero de sí mismo. «La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco», afirmó. Quizá.  López Herrero ha escrito un libro riguroso y serio. A Dalí hay que indagarlo en su laberinto, donde habitan la infancia y los relojes blandos, como ha hecho este psiquiatra.