VUELTA DE TUERCA
León cañí
SÓLO faltó Berlanga para dar la orden de «acción». No hubo canapepés, pero sí charanga, empanada, embutidos y vino de la tierra. Cosas de aquí. La plaza se llenó de púrpura y leones rampantes. ¿O eran gatos escocidos por los inquietantes vaticinios que se deducen de las últimas encuestas? Ya se verá. En todo caso, los leonesistas rubricaron ayer, con una nota histriónica, el capítulo de primeras piedras e inauguraciones compulsivas que han llenado de ilusión a la abnegada ciudadanía. En fin. No puede decirse que ésta sea una campaña aburrida. Esto camina a medio camino entre la España más cañí y la sonrisa dentífrica de John Kerry. Locos por la cosa mediática, prácticamente vendido ya todo el pescado, ahora se inauguran catedrales... pero nadie entra a rezar, y quizá debieran.