Diario de León

EL RINCÓN

Iguales, pero unos más que otros

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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TODAS las personas no son iguales, pero algunas son más iguales que otras. Así se suele citar a George Orwell y la verdad es que queda mejor, pero lo que él dijo lo dijo un personaje suyo de Rebelión en la granja y se refiere a éstos, claro que metafóricamente. Las desigualdades más patentes y más cercanas siguen dándose entre hombres y mujeres. Un informe de la Comisión Europea va a debatirlo, cumpliendo un acuerdo al que se llegó hace un año. Tendrán mucho que hablar porque, aunque casi todo el mundo está mal pagado, ellas cobran un 16 por ciento menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. La segregación entre sexos en el mercado laboral es una vergüenza duradera y lo malo es que también las víctimas se han acostumbrado a esa situación. Quizá por eso no se detectan progresos en la igualdad en empleo y sueldo y sigue siendo cierto que la equiparación sólo será alcanzada cuando una mujer con la cabeza vacía pueda llegar tan lejos en una empresa como un hombre con la cabeza vacía. Hasta ahora sólo se les exige mayor capacidad y mayor tenacidad para estar al mismo nivel que los varones, pero siempre a condición de que su nómina sea más pequeña, a partir de cierta escala. En un semanario feminista norteamericano se expresaba muy bien la injusticia que aflige a media humanidad al confesar que, haga lo que haga, la mujer tiene que hacerlo el doble de bien que el hombre para igualarse con él. Después añadía que, por suerte, eso no es demasiado difícil. Por muy lejos que estemos de la igualdad laboral, mucho más lo estamos en el escalofriante tema de la violencia doméstica. Por cada cien maridos o novios o amantes que mata a su esposa o compañera, con pistola, navaja o hacha, sólo se registran un par de señoras que deciden echarle en la sopa un matarratas etiqueta negra, de absoluta solvencia. No es lo mismo imitar a Jack 'El destripador' que plagiar a Lucrecia Borgia. No hay que manchar la moqueta.

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