Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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SE DA por hecho mientras escribo que ha sido ETA y ningún otro grupo de fanáticos asesinos, la que ha provocado la espantosa matanza de Madrid. No siempre un rumor es lo que antecede a la verdad y se propagaron otras versiones, con la acostumbrada rapidez que emplea la mentira en todos sus desplazamientos. Aún no se sabe con exactitud el número de muertos, que ahora se cifra en ciento ochenta y seis. Tampoco puede saberse la cifra de los heridos que morirán a consecuencia de la cruel salvajada, ni de los que quedarán mutilados. Sólo sabemos que ETA ha batido su propia plusmarca de barbarie. Sus encapuchados contables anotaban 817 asesinatos hasta el jueves pasado, pero ahora pueden superar los 1.000, lo que será para ellos un orgullo. Hay que reconocer que tenía razón Rodolfo Martín Villa cuando dijo, en un tiempo que ahora nos parece remoto, eso de «o nosotros acabamos con ETA o ETA acaba con nosotros». En eso estamos. Seguimos estando. No hay más que esas dos opciones, al margen de los llantos, los lutos y las cada vez más enérgicas repulsas. ¿Cuántas veces hemos oído que la macabra banda estaba desmantelada? Cada vez que leo declaraciones oficiales en ese sentido me echo a temblar. Espero lo peor, que es lo que viene sucediendo. Ahora llevábamos una larga temporada diciendo que los criminales estaban muy debilitados y las hienas se veían obligadas a recurrir a sus cachorros, poco duchos todavía en el arte de matar. Pues bien, ha sido precisamente en ese momento cuando la banda ha superado su siniestro récord. Los españoles normales no sabemos si hacen falta más éxitos policiales o menos etarras. No podemos verlo claro con lágrimas en los ojos. Lo que sí está claro es que no sólo querían dinamitar la estación de Atocha, sino la democracia, que es una estación término. Lo que deseaban los desalmados era derribar sus torres, que van siendo altas y relucen. No tendrán bombas para todos, pero seguirán insistiendo.

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