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Publicado por
PILAR CASADO
León

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SOBRE esta fecha romana, que coincide con la mitad del mes, es decir, sobre el día 15, ha caído el sambenito de aciaga desde hace m ás de dos mil años. Ya el año pasado recuerdo haber leído y comentado esta circunstancia de la fecha a propósito del pacto de las Azores en el cual tres presidentes establecían un acuerdo de invasión de un país, Irak, para comenzar una guerra «por si acaso». Los españoles asistíamos atónitos al acuerdo, plasmado en una foto que dio la vuelta al mundo en la que Aznar, Blair y Bush sonreían ante su ocurrencia de la guerra preventiva. Las consecuencias de este acuerdo bélico fueron el principio del fin del PP presidido por Aznar, pues tenía de acuerdo a muy pocos y convencidos a muchos menos, incluso militantes de su propio partido. Como lo será de Bush y probablemente de Blair, que es el que mejor se ha desenvuelto en la tormenta. A partir de ese momento comienza a vislumbrarse en qué consiste el «efecto Zapatero». El PP baja mientras sube el PSOE. Ahí están los datos de las municipales para quien quiera comprobarlo. Y de idus en idus y de calendas en calendas, este aumento se ha ido plasmando progresivamente. Zapatero, al que muchos equivocados han visto como «poco preparado», ha sabido ir recogiendo no sólo las tempestades de los vientos del PP sino sus propias siembras. Ha vendido cosas que casi nadie leyó como importantes: tranquilidad, transparencia y cambio, esa palabra mágica que tan bien le ha venido en otras campañas al PSOE, y eso es lo que a la postre le ha servido para llegar a la Moncloa. Zapatero no ha ganado por el 11-M, aunque le ha ayudado a conseguir la enorme diferencia. No hubo mána de votos, sino habilidad política. Antes de la masacre ya había un empate técnico entre el PP y el PSOE. Las torpezas del Gobierno se debieron, entre otras cosas, al convencimiento de que la cosa se les iba de las manos. ¿A qué si no? Trataron de combatirlo con Rovira, con Urdaci o con Acebes. Una lucha tan zafia como inútil, ganó Zapatero. Y León se ha convertido en una isla. Es verdad que aquí lo ha tenido muy fácil, pero eso es ya otra historia. Para los idus de abril. O los de mayo.