Diario de León

DESDE LA CORTE

El Gobierno limpia su honor

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FERNANDO ONEGA
León

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PARECE que el fantasma de Méndez Núñez se presentó en el Consejo de Ministros y proclamó al estilo de marzo de 2.004: «Más vale honra sin votos que votos sin honra». Y los ministros respondieron: «De acuerdo, Almirante». Y desclasificaron varios informes del CNI para convencernos a todos de que el Gobierno ha dicho siempre la verdad posible sobre la autoría de la matanza del 11-M. Después salieron a la palestra los ministros Portavoz y de Interior y mostraron una santa indignación: «El gobierno no va a tolerar una mancha de duda». En esta columna se ha elogiado el talante de Acebes, que habló a los periodistas cada vez que tenía información nueva. Pero eso no impide lo obvio: el gobierno tuvo que salir a defender su honorabilidad porque está en entredicho. Un sector de la sociedad, el más partidario del PP, cre e incluso que Acebes ha sido demasiado transparente. Otro amplio porcentaje está convencida de que se ocultó o retrasó la información del terrorismo islámico para no perjudicar sus intereses electorales. El resto lo puso la sospecha. Aunque ningún medio hubiera acusado al gobierno, existía tal sensibilidad, que la desconfianza estaba llamada a surgir de modo natural o empujada por cualquier intoxicación. Contra eso tiene que luchar ahora el gabinete en funciones. Y en un doble sentido: por una parte, para salvar su honor ante la sociedad española. Por otra, para salvar su imagen ante los restantes países europeos. Ayer se difundió que la próxima Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión estudia presentar una queja a Aznar por el mismo motivo. ¿Será suficiente el enfado de los ministros y la desclasificación de los informes? Debiera serlo. Al menos, para convencernos de que las primeras informaciones de Acebes respondían a los datos del CNI. A partir de ahí, todo entra en el terreno de la buena o mala voluntad. Se puede decir, por ejemplo, que la ministra de Asuntos Exteriores se apresuró a ordenar a las embajadas que atribuyeran la responsabilidad a ETA, pero no tuvo la misma diligencia para enviar otro telegrama en sentido contrario. Y se puede recordar que el propio presidente llamó a directores de medios para insistir sobre la autoría de ETA, aunque ya se manejaba la información de Al Qaida. En el fondo de todo, la débil política informativa del gobierno cesante. Con credibilidad nunca hubiera pasado lo que pasó. En cuanto al CNI, lleva el mismo camino que los servicios de información del Reino Unido y EE. UU.: es el culpable de los errores del gobierno. No es que sean espías. Son chivos expiatorios.

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