VUELTA DE TUERCA
Un camino cegado
NO PARECE que el camino más correcto para conseguir unas relaciones cooperativas entre Occidente y el mundo árabe sea el de triturar a ningún líder espiritual. Por más que la imagen del asesinado jeque Yasin, fundador de Hamas, pueda aparecer a los ojos occidentales como uno de los inductores de ese fanatismo bestia que bebe tanto de la desesperación como de una interpretación absurda de la letra sagrada. No; no es éste el camino. Por ahí sólo se desemboca en el mar de una venganza cada vez más cruel, ciega e injusta. Las milicias de Hamas no están formadas por angelitos de la caridad, pero Sharon tiene ya todos los galones de terrorista de Estado. Los únicos interlocutores que van a quedar a este paso son la metralla y el ojo por ojo. El camino está cegado. ¿Qué hacer?