Diario de León

DESDE LA CORTE

Comienza el cambio

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FERNANDO ONEGA
León

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CUANDO Rodríguez Zapatero atravesó la verja de La Moncloa, los guardias se habrán cuadrado. No era un visitante cualquiera: era el próximo inquilino del Palacio. Él mismo habrá sentido la emoción de la primera visita después de las urnas a la que será su próxima casa. Hacía un año que su coche no enfilaba la alameda de chopos y madroños. Pero ahora lo hacía como siempre había soñado. Por eso tuvo mucho sentido la palabra, única palabra, que Aznar le dijo al recibirle: «Bienvenido». Empezaba el traspaso de poderes. Las formas están siendo impecables. El Gobierno sal iente ha preparado las cuentas, como si se tratara de la entrega del balance de una empresa que cambia de dueño. Está satisfecho: los números cuadran y puede presumir de una herencia limpia y saneada. El entrante ha acometido otra compleja tarea: la busca de apoyos para la investidura y el reparto de competencias en el poder legislativo. Todo está resultando elegante, discreto y hasta generoso: todos los partidos tendrán alguna parcela de poder. Pero nunca en nuestra historia democrática había ocurrido lo que ocurre ahora: que la imagen del cambio comienza por la política exterior. Antes incluso que el relevo de ministros. Se vio el miércoles, cuando gran parte de los dirigentes que vinieron al funeral de La Almudena tuvieron más interés en saludar a Zapatero que en despedirse de Aznar. Se siguió viendo al conocer el contenido de las conversaciones. Y se terminó de visualizar en el encuentro de La Moncloa: si ambos líderes se entrevistaron, fue para hablar de Europa o de las tropas destinadas en Irak. ¿Es que están empezando las cosas al revés? En parte, sí. Zapatero tendría que tener como ocupación única la formación del equipo gobernante; no sólo de ministros, sino del conjunto de personas que dirigirán la nueva Administración. Tendría que estar manteniendo reuniones con los inversores, aunque felizmente las palabras previas de Miguel Sebastián y el simple anuncio de llegada de Pedro Solbes tienen muy tranquilos a los agentes económicos. No puede ser, porque hasta ahora se hizo una política exterior que puede ser buena; pero no ha sido consensuada; se hizo de espaldas a la alternativa de gobierno. Y ahora, visto desde Washington o desde Londres, no parece que España tenga un nuevo gabinete, sino casi un cambio de régimen. Se vuelve a las prioridades de la anterior etapa de gobierno socialista. Se cambia ese «lugar en la historia» del que habló Aznar. No creo que estos bandazos beneficien los intereses de España. Es la consecuencia de creerse en posesión de la verdad.

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