Diario de León

Creado:

Actualizado:

SI SE cumple el calendario previsto, el próximo día 16 de abril, el ciudadano José Luis Rodríguez Zapatero saldrá del Congreso de los Diputados investido como presidente del Gobierno de España. Así las cosas, y tras informar -probablemente el sábado-, a Su Majestad el Rey de la composición del futuro Gabinete, el lunes 19 de abril jurarían sus cargos los nuevos ministros, y ése mismo día o el martes se celebraría un Consejo de Ministros extraordinario en La Moncloa. Un Consejo del que puede partir la orden de repatriación de las tropas españolas destacadas en Irak. Si así fuera, el proceso se pondría en marcha inmediatamente con la intención de completarlo antes del 30 de junio. Zapatero asumió ése compromiso mucho antes de las elecciones (en sintonía, entonces y ahora con la mayoría de la población), y tengo por cierto que lo cumplirá. España se ha implicado en la guerra de Iraq por la decisión de una sola persona. José María Aznar, el presidente saliente, no consultó al Parlamento español. Su presencia en las Azores flanqueando a los señores Bush y Blair fue una decisión personal que no tuvo en cuenta ni el clamor de la calle (una encuesta realizada por el CIS en marzo del 2003 reveló que más del 80 por ciento de los españoles estaba en contra de participar en el conflicto). En privado, algunos dirigentes del PP criticaban la decisión de Aznar, pero en público nadie se atrevió a llevarle la contraria. Ni siquiera aquellos que por su condición de católicos militantes podían haber invocado la posición del Papa, que como se recordará era contraria a la invasión y a la guerra. El peso de aquella decisión política, equivocada, ha sido, sin duda, la clave de la derrota electoral sufrida por el PP el pasado 14-M. Todos lo saben, pero ninguno se atreve a decírselo a Aznar en términos políticos. Quizá sea pronto para abrir un proceso de autocrítica, pero ese día llegará. Incluso antes de lo previsto si en las elecciones de junio el PP volviera a pinchar. Lo que está claro es que el Aznar arrogante de las Azores ha dado paso al Aznar sombrío de estos días. Empieza a ser irreconocible. Mientras tanto, y conocida ya la lista del futuro nuevo Gobierno, van perfilándose, también, los nombres de los segundos y terceros niveles. España, afortunadamente, ya no depende de las decisiones de un solo ciudadano. Ciudadano que, tengo para mí, nunca acabó de entender que tener mayoría absoluta en el Parlamento no equivale a estar en posesión de la verdad.

tracking