No nos vamos a callar

DICE Oriana Fallaci en la Rabia y el Orgullo, libro que por cierto deberíamos re pasar estos días, que «hay momentos, en la vida, en los que callar se convierte en una culpa y hablar en una obligación. Un deber civil, un desafío moral, un im perativo categórico del que uno no se puede evadir». La bomba colocada en las vías del AVE, y el suicidio de terroristas en Leganés confirma lo que afirmaba hace días el presidente Aznar sobre que el terrorismo ha declarado la guerra a Occidente y, lamentablemente, muchos aún, no se quieren enterar. En la crisis de los Sudetes en 1938, Chamberlain, para apacigüar a Hitler, busco una solución que le satisficiera y evitase la guerra; al final, como dijo Churchill, tuvimos deshonor y guerra. Los terroristas de Atocha, del AVE y de Leganés, nos conocen perfectamente. El miedo, la manipulación, el vuelco electoral, demuestran el éxito y acierto de su estrategia. ¿Qué mensaje hemos enviado a los terroristas?, les hemos dicho que atentando de forma sangrienta, en el momento oportuno, se logra derrocar un gobierno, se compromete la política exterior de un país, y se influye en las decisiones políticas, aislando a nuestros aliados en la guerra contra el terrorismo. La política antiterrorista seguida en estos años por el gobierno del Partido Popular, que va ligada ineludiblemente a la política exterior, ha partido de la visión, que comparto, de que España no tiene ninguna opción de quedarse al margen en la lucha contra el terrorismo, sobre todo tras nuestra dolorosa experiencia de terrorismo etarra; y que únicamente haciéndole frente, en todos los lugares, y con todas las armas legales, se le puede combatir y exterminar. ¿Qué ayuda podemos pedir a los demás países en nuestra lucha contra el terrorismo, sino estamos dispuestos a asumir los sacrificios que exige la solidaridad internacional?. El esfuerzo que desde el PSOE se realiza para convencernos de que su victoria el pasado 14-M, nada tiene que ver con el atentado de Madrid, y que responde a una necesidad de cambio político sentida por una mayoría de españoles, no es más que el intento de legitimar su triunfo sobre bases más sólidas que el miedo de los ciudadanos, pero creo que somos muchos los que opinamos que sin la matanza de cientos de personas en Madrid por parte de Al-Qaida, no se hubiese producido ese resultado. ¿Ya no merecemos los españoles un Gobierno que no nos mienta?. Los terroristas saben bien que pueden servirse de España para tener presencia mundial, y desde este fin de semana, saben también, que al PSOE ya no le obsesiona saber quiénes son, eso ahora ya tiene escasa importancia. Ahora ya pueden asesinarnos sin necesidad de dejar ninguna cinta con versos del Corán como pista, para orientar bien las elecciones. Pero, ¿no nos importa nada nuestra dignidad, no tenemos siquiera un poco de amor propio?. El chantaje no ha hecho más que comenzar: retirada de Irak antes de junio; ¿para cuándo la retirada de Ceuta, Melilla y las Canarias? ¿Para cuándo la retirada de las Vascongadas y Cataluña? Tras el atentado del 11 M, y la gran manipulación de la opinión pública realizada en esos tres días, hasta las elecciones del 14, resulta del mayor interés saber quién cometió el atentado, y también quién lo inspiro y está detrás, siendo muy importante conocer a los beneficiarios del atentado y a quiénes se han mostrado muy satisfechos por su impacto electoral, entre los que yo señalo a varios: el islamismo integrista, los separatistas vascos y catalanes, Fidel Castro, Mohamed VI, Chirac y alguna izquierda desnortada. Todos, salvo Chirac, enemigos de España; y Chirac enemigo de la influencia española en Europa. Debemos estar preparados para, durante al menos cuatro años, la gran influencia que esos beneficiarios tendrán sobre la política española. No debemos olvidar tampoco al principal beneficiario de las consecuencias políticas del atentado del 11 M, el PSOE; partido que ha explotado, hasta la nausea, de forma nada democrática, la manipulación informativa del grupo PRISA, junto a comunistas y secesionistas. No han tardado ni un minuto siquiera en remarcar la alianza de todos contra el PP , desafiando los acuerdos de las Cortes que no les gustan, presumiendo, los comunistas, de haber participado activamente en los actos de intimidación contra los militantes y sedes del PP, anunciando el incumplimiento de leyes, retorciendo el reglamento del Senado, y volviendo al gobierno de la nación los agentes felipistas de los años de mayor corrupción Lo escribía pocos días antes del atentado, la izquierda solo cree en la democracia cuando esta le beneficia, si no es así, la democracia es reaccionaria, y cualquier estrategia vale contra ella. El PSOE ya no desea que se investigue como un grupo de comunicación conocía los avances de la investigación de los atentados antes que el propio Gobierno, tampoco desea que se aclare quien convocaba a manifestantes frente a las sedes del PP en la jornada de reflexión, ni quien difundía por Internet las presuntas intenciones golpistas del Gobierno, logrado el objetivo del triunfo electoral ahora se presenta como el apóstol de la pluralidad, del dialogo y del consenso. Hermosas palabras que esconden el único consenso al que aspiran: acabar con el PP como sea. Para eso si hay dialogo y consenso entre secesionistas, comunistas, socialistas y demás fuerzas parlamentarias anti -PP, consenso en seguir llamando asesinos a los militantes del PP y golpista a su gobierno. Resulta curioso que ese consenso, esa pluralidad y ese dialogo se realice precisamente con los que prometen «por imperativo legal» la Constitución. La realidad es, lo iremos viendo, que lo que se pretende es el sectarismo, el rodillo y la crispación contra el PP, y frente a ello, los militantes del PP haremos una oposición fuerte, contundente y veraz, como dice la Fallaci, no nos vamos a callar, no van a conseguir que estemos callados.