Profesor Aznar

COMENTAR el fichaje de José María Aznar por la Universidad de Georgetown es muy difícil a fuerza de ser demasiado fácil. Castigado por sus compatriotas por la trágica gestión de sus intereses, los relativos a la paz y a la seguridad sobre to9do, es recompensando con esa gabela por una potencia extranjera, EE UU, por su activa alianza en pro de la guerra que a esa otra nación, no a la nuestra, le convenía. Allá él. Y allá los alumnos de sus cursos sobre Europa y sobre relaciones internacionales, a los que no creo que les aprovechen, para bien de la Humanidad cuando menos, gran cosa. No mitigará Aznar con sus cursillos, no, la proverbial ignorancia estadounidense sobre esas materias. Consumido el tramo final del que parecía interminable periodo de traspaso de poderes, el lunes que viene, concluidas las vacaciones de Semana Santa ojalá sin más sobresaltos, será el momento del acopio del máximo de serenidad y sosiego. El regreso de nuestras tropas en Irak, a donde nunca debieron ser enviadas, será la clave de muchas cosas, sobre todo para el retorno a la senda de la paz de la que el Gobierno Aznar nos sacó sin consultarnos y con horribles consecuencias. El retorno rápido de esos efectivos que aún coadyuvan al caos sangriento de aquel país (se nos dijo que iban en misión humanitaria) es el principal y el más urgente mandato que el nuevo Gobierno recibe de la ciudadanía, y frente a los agoreros que pronostican más terrorismo en España se vayan o no nuestras tropas, la razón dicta que nuestra salida del bando agresor nos faculte para dejar de ser agredidos. Y otra cosa: al amargor de los sucesos recientes y terribles, el añadido de la brutal captura del atracador de Alicante. Había otras maneras.