La fortaleza de ZP

ZP NO ES SÓLO el cambio tranquilo ni el talante de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque hayan sido los motores electorales que le han llevado a la victoria. Yo no sé hasta qué punto habrá influido notablemente otra virtud del presidente electo, quizá menos evidente para el gran público y un poco más para quienes lo conocemos de cerca. Es la virtud de la fortaleza, de las anchas espaldas, de la resistencia ante las adversidades. El líder de los socialistas ha tenido que hacer frente a muchas adversidades desde que fue elegido secretario general del PSOE, y no sólo a las más visibles, como pueden ser el dolor por la guerra de Irak, la crisis de la Comunidad Autónoma de Madrid o la ofensiva iniciada tras la entrevista de Josep Lluis Carod Rovira con la cúpula etarra. A todas ha hecho frente con gran fortaleza. Y también a todo lo acontecido a raíz del 11-M. Pues bien, esa virtud le acompañará en lo que se avecina, teniendo en cuenta el estado en el que políticamente ha dejado a España el Gobierno del señor José María Aznar y el Partido Popular. Porque todo el mundo sabe que la herencia de los 1.300 soldados españoles instalados en Irak es un horrendo ragalo con el que ha tenido que empezar a lidiar mucho antes de llegar a la Moncloa y que en los próximos meses será un motivo permanente de inquietud y de dolores de cabeza. Supongo que de eso hablaría anteayer con el Rey en el palacio de la Zarzuela, en su encuentro oficialmente dedicado a las consultas regias para la designación del candidato a la investidura como presidente a celebrar dentro de una semana. ZP va a ser elegido por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Ya lo sabe y el peso de la púrpura ya lo siente como si hubiera sido ya investido. Y es consciente de que la guerra de Irak y la retirada de nuestros soldados van a ocupar muchas horas de su primera andadura en la Moncloa, los meses previos al verano. Sin descuidar esos otros compromisos prioritarios, como la ley integral contra la violencia de género, la derogación de las leyes antieducativas del Gobierno anterior o el afrontamiento de problemas tan graves como el de la vivienda y el terrorismo interior y exterior. Que le acompañe la misma fortaleza que hasta ahora.