EL RINCÓN
En la zona frontal
YA SE puede ver cómo funciona el cerebro humano, aunque eso no sea posible en todos los casos. Una nueva técnica llamada magnetoencelografía, por lo menos nueva para mí, permite presenciar los acontecimientos mentales. Cela Conde, hijo de mi inolvidable Camilo, y un grupo de científicos, han descubierto que la percepción estética se localiza en la zona del corte prefrontal del cerebro. Sabíamos que todo está en la cabeza, ya que el corazón es un músculo liso, pero no conocíamos dónde se hospedaba la misteriosa capacidad de percibir la emoción artística. El hallazgo puede ser de enorme utilidad para alg unos críticos de pintura, que podrán someter esa zona a delicadas sesiones de masaje. Según Miguel Ángel, el arte es una sombra de la divina perfección. Otros han creído que consiste en imitar a la naturaleza. (Voltaire opinaba que el secreto del arte está en corregirla). Vaya usted a saber lo que es el hecho artístico: de gustos es de lo que más se ha escrito. En el experimento de los científicos españoles han intervenido ocho mujeres de veinte años, estudiantes de neurobiología, a las que se le han mostrado pinturas de diversos estilos, desde clásicas a impresionistas, para comprobar que las que le producían placer activaba esa parcela cerebral. Unos pasos más y se descubrirá en qué calle del cerebro, que todavía está sin urbanizar, está la zona que determina el desagrado, la cólera o la crueldad. «Somos física y química», me dijo un día, con un gin-tónic en la mano y mirando al mar, don Severo Ochoa. Quizá seamos algo más. Al cuarto gin-tónic empezamos a sospecharlo. Lo que pasa es que todo es demasiado raro para que pueda caber en cabeza humana. En Irak ha empezado la moda de los secuestros y en Canadá se autoriza a matar a palos a 350.000 focas. La comisión del 11-S investiga a los investigadores del FBI y aquí en España se muere Juanito Valderrama cuando más se habla de «la pena mora». Ahora van a hacerle hijo adoptivo de Espartinas a título póstumo. No tuvieron tiempo antes.