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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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CONTENED el aliento: hoy termina la provisionalidad. Esta mañana, José Luis Rodríguez Zapatero levantará el telón de la representación política de los próximos años. No es una frase. Es que ese discurso -que intuyo formalmente bueno-debe contener las claves de su gobernación. Debe sostener, matizar o desmentir promesas electorales. Debe aclarar cuestiones como el retorno de las tropas de Irak. Debe explicar hasta dónde llega el manoseado consenso prometido. Y debe despejar la incógnita de si el cambio afectará a la estructura territorial del Estado. Casi nada. Zapatero tiene, de entrada, tres problemas: el mantenimiento de su programa, el PP y los nacionalismos. Sobre el primero, el mantenimiento estricto será calificado como irreal. Pero, si hace cualquier corrección, será entendida en esta clave: presentó a la sociedad unos proyectos irrealizables, porque no pensaba ganar. Es una crítica que ya se está leyendo y oyendo en algunos medios. Sobre el PP, tengo la impresión, después de escuchar a Zaplana, que este partido pretende hacer de la investidura una prolongación de la campaña electoral. Cuando reclama a Zapatero, antes de escucharle, que explique su pactos con los nacionalistas, le está diciendo lo mismo que en los mítines: que no es autónomo; que lo van a gobernar; que esos acuerdos hacen peligrar la unidad nacional. Si Rajoy sigue esa línea, nos habremos reencontrado con un PP que no está dispuesto a facilitar la reforma de los Estatutos. Busca provocar un clima de crispación que un gobierno sin mayoría absoluta no podrá soportar. Técnica de desgaste. Mal indicio. Y, derivado de todo esto, los propios nacionalismos. Están crecidos. Saben de su valor para que Zapatero sea investido en primera votación, y ponen precio. Esquerra Republicana, que sueña con un escenario parecido al de Cataluña: hacerse imprescindible para Zapatero, igual que lo ha sido para Maragall. Mantendrán el suspense de su apoyo hasta el último minuto, para aparecer al final como salvadores. De esa forma piensan crear una dependencia rentable para el futuro. Astucia catalana. Y así, el PSOE se encuentra metido en un bocadillo: Esquerra le reprocha que «no se acaba de mojar», mientras que el PP le exigirá que aclare los fantasmagóricos pactos. El arte de Zapatero consistirá en saber salir de ese bocadillo sin que alguien lo devore. Si lo consigue, habrá empezado bien. Si no, hay muchos dispuestos a subírsele a las barbas. Unos, porqu e buscan beneficios. Otros porque quieren empezar hoy la próxima ca mpaña electoral.