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DESDE LA CORTE

Un bloque social de izquierda

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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JOSÉ LUIS Rodríguez Zapatero ya es presidente del Gobierno. El quinto presidente de la democracia. Con un mérito en su investidura: ha conseguido apoyos de más grupos que ningún antecesor. Ningún otro presidente, con mayoría absoluta o sin ella, obtuvo un respaldo de mayor número de ciudadanos representados en esos grupos. Es el resultado de un compromiso trabajosamente elaborado en la negociación previa y del tono de sus intervenciones en la investidura. Lo que ocurre es que esos apoyos marcan. No son votos neutrales. Ahí está un partido que se proclama independentista. Otro, que mantiene todavía una actitud de represalia con el franquismo. Un tercero que contiene los restos del comunismo. Y un cuarto que no llega a propugnar la independencia, pero se aproxima. Es decir: los representantes de lo que en otra época se llamó «los demonios familiares». Son fuerzas pequeñas. Minoritarias. Hasta ahora han vivido mucho de la oposición en la calle. Pero representan a una parte de la sociedad muy progresista y que siempre se ha considerado excluída de las grandes decisiones. Añádanse a ellas los apoyos externos, que se están expresando a través de los medios de comunicación: los sindicatos, satisfechos por el tono social del presidente; las organizaciones de homosexuales, que muestran su acuerdo absoluto con la reforma del Código Civil; los colectivos feministas, que aplauden la bandera de la igualdad izada en el programa de gobierno; los pacifistas, identificados con el discurso contra la guerra y el retorno de las tropas de Irak; los grupos ecologistas, que han encontrado a un político tan receptivo que se carga el trasvase del Ebro¿ ¿Qué significa todo esto? Dicho en el probable lenguaje de Aznar significa que aquí van a mandar mucho «los de la pancarta». Dicho en el lenguaje periodístico radical que tanto se lleva, que Zapatero puede ser rehén de esas minorías. Pero, dicho en lenguaje más neutral y frío, Zapatero ha conseguido lo que parecía imposible para un partido y un líder socialdemócrata: ha logrado representar a todo el bloque social de la izquierda. Prácticamente sin excepción. Ayer se visualizó en el Congreso. ¿Es eso compatible con un país que parecía sedado con el bienestar económico? La fuerza de renovación que aportan esos grupos ¿es compatible con una paz social asentada en los datos de la prosperidad? ¿Le dejarán libertad los viejos poderes fácticos, ahora tan callados? Esos serán los desafíos que darán su talla de gobernante. Y a este cronista le parece tan apasionante como la reforma de la Constitución.