Diario de León
Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE
León

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LA DECISIÓN del presidente Rodríguez Zapatero de iniciar su mandato visitando en los hospitales a los heridos de los salvajes atentados del 11-M y depositando un ramo de rosas ante el altar laico que el cariño popular mantiene vivo en la zona cero de la estación de Atocha, ha sido, sin duda, un acierto. Como también lo ha sido que, a instancias de la madre de una joven que se recupera en uno de esos hospitales de la brutal agresión que sufrió hace unos días a manos de su ex pareja, variase sobre la marcha el recorrido previsto para pasar por su habitación y dejar constancia explícita de la firmeza de su compromiso con las víctimas de ese otro tipo de terrorismo. ¿Dos simples gestos? Desde mi punto de vista, toda una declaración de principios más que conveniente en los tiempos que corren. Gobernar es decidir. Los gestos no resuelven por sí solos los problemas. Pero, la buena gestión, por sí sola, tampoco basta en política. Aunque en sus ocho años de gobierno el presidente Aznar no haya conseguido entenderlo, un país no es exactamente una empresa. Como han vuelto a poner de manifiesto las últimas elecciones, la política, además de gestión, es pasión. Y para gobernar mirando a los ojos de la gente, que es la forma democrática de gobernar, hay que meterle corazón a la máquina además de cabeza. En Rodríguez Zapatero, la simpatía sincera y el carácter amable y cordial que el manual de campaña electoral de Cicerón considera indispensables para granjearse al favor popular, no parecen ser una impostura sino gracias que le adornan desde la cuna. Regalos de la madre naturaleza. El tiempo lo dirá. Pero, a falta de comprobar si el encanto le dura o se quiebra (es decir, si el nuevo presidente del Gobierno resiste o se rinde a los cantos de sirena del poder), su amabilidad y su discreción son una buena noticia. Y el buen talante que gestos como los que hoy nos ocupan acreditan algo para celebrar y muy de agradecer tras la Legislatura de lija y garlopa que acaba de terminar.

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