ZP cumple con León

JOSÉ LUIS Rodríguez Zapatero dijo con énfasis en un mitin electoral del Palacio de Deportes, lleno a rebosar: Mi primera visita como presidente del Gobierno será a León. No lo creyó entonces ni San Froilán resucitado. Quizá era él sólo, y muy pocos más, los que no perdimos la fe política. Las cosas se estaban haciendo bien y, a veces, la utopía es más agradecida que la realidad. También anunció que durante su mandato se celebraría un Consejo de Ministros en nuestra ciudad. Es lo accesorio. Lo fundamental y transcendente, como la ubicación del Instituto Nacional de Nuevas Tecnologías aquí, o la Ciudad de la Energía en Ponferrada, o ese macroprograma para el eje León, Zamora y Salamanca requerirá más tiempo. No mucho más, porque en León se pasa hoja a hoja al calendario zaragozano. También necesitará prórroga de prudencia al acontecimiento de la llegada del AVE o la materialización de la autovía León-Valladolid. Bueno es comenzar por lo primero. Rodríguez Zapatero cumplirá mañana la primera promesa. Será León la ciudad en la que estrene el cargo de presidente del Gobierno. La visita es de zig-zag. De parpadeo. Durará, aproximadamente, hora y media. Llegará en helicóptero y su estancia será como una contrarreloj política. Una visita relámpago. Institucional en el sentido estricto. Saludará a la Corporación Municipal, firmará en el libro de honor del Ayuntamiento, dará las gracias a los leoneses por su apoyo decidido e intenso, capaz de editar un vuelco total a las urnas, y como simbolismo acudirá, acompañado del corregidor Paco Fernández, al Nuevo Recreo Industrial para comenzar la lectura de El Quijote . Dice Luis Artigue en El hombre de cristal que ha quedado obsoleto saber qué pasará. Lo sabía muy bien Sancho, mejor que Alonso Quijano. También lo sabe Zapatero, al que ya irán conociendo. La publicitación de su imagen desde el poder ha sido desgraciada. Zapatero leerá algún párrafo, no un capítulo completo, y saldrá a uñas de caballo para Sevilla, donde asistirá a la toma de posesión del presidente de la Junta de Andalucía y del socialismo nacional, Manuel Chaves. La misma noche regresará a Madrid, donde el viernes es día de tajo. Presidirá el primer Consejo de Ministros ordinario. Y al día siguiente, a Rabat. Concluida la cutrez de José Bono en su toma de posesión como ministro de Defensa, un acto que más vale olvidarlo, la gran bronca política estuvo centrada en el Palacio de Fuensaldaña. Como tema de fondo, la construcción o no de la estación de esquí de San Glorio. En el pleno regional cualquier observador neutral pudo detectar que la Junta no se emociona con el proyecto. Pasa. Algo que no sucede con el presidente del legislativo autonómico, insaquible para enredar temas leoneses y la Fundación Villalar. El que no enreda es Juanjo Perandones, corregidor de Astorga. Tiene muy claro qué le interesa a su ciudad y cuáles son los proyectos que debe defender. Uno de ellos es la permanencia del regimiento militar y el campo de tiro. Lo ha mantenido con firmeza, valentía y sin tapujos. El Teleno del poeta Tulio Máximo, ni tampoco el de Leopoldo Panero, da de comer.