Vacaciones para Aznar

ES FÁCIL de imaginar el estado de ánimo del ex presidente Aznar tras el inesperado revés de su formación política el pasado 14-M, ulterior al mayor atentado terrorista que ha padecido este país. La perspectiva de una retirada apacible y gloriosa se ha trocado en un colosal desastre. Pese a ello, el relevo se ha producido con gran deportividad y el equipo saliente se va muy dignamente, como debe ser en una democracia consolidada. Alguien debería recomendar sin embargo a Aznar que, cumplido su ciclo, se tome unas largas vacaciones hasta que la alternancia se haya consolidado y la vida política recupere su velocidad de crucero porque si continúan sus desahogos puede enturbiar extemporáneamente el saldo, indudablemente positivo, de su etapa de poder.