Cerrar
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

CADA VEZ les cunde más a los terroristas suicidas. Sólo tres han causado 65 muertos, entre ellos 20 niños, en la legendaria ciudad de Basora. No dan su vida a cambio de otra vida, sino de muchas. Nada de ojo por ojo y diente por diente. Cambian un ojo por varias cegueras y un diente por varias dentaduras. Vistos a distancia, estos horripilantes hechos nos parecen inhumanos, pero nada hay más humano que la venganza, esa planta que se riega con sangre. Estamos mal hechos o quizá estemos sin hacer, cualquiera sabe, pero lo único que está claro es que hay un evidente error de diseño y no estamos construidos a imagen y semejanza de una deidad infinitamente sabia y bondadosa. Se ha complicado la postguerra iraquí y no sería de extrañar que incluso las tropas norteamericanas enarbolaran pancartas diciendo «Con Sadam vivíamos mejor». En vista de eso, al Pentágono se le ha ocurrido una idea inteligente: prohibir las fotos de los muertos. No quiere que en el país mejor alimentado del mundo, mientras se ojean los periódicos a la hora del desayuno, pueda contemplarse a gente destripada por los camiones bomba. No deja de ser una delicadeza. La guerra para quienes la trabajan. Lo malo es que la Prensa, que tiene la obligación de ser díscola, está incumpliendo las órdenes que el presidente Bush no tiene por qué darle. Cada vez salen más fotografías de ataúdes con soldados dentro y banderas por fuera. Es una forma muy habitual de hacer el viaje de regreso. Las imágenes también circulan por Internet, así que no hay manera de evitar que el ciudadano medio norteamericano ignore que la invasión de Irak fue una calamidad que ha partido en dos a la opinión pública. La censura mediática a las fotografías de cadáveres, a pesar de lo fotogénicos que son los muertos, que además nunca salen movidos, la basa el Departamento de Defensa en que «las cámaras no respetan la privacidad de los familiares de las víctimas». Lo peor de todo el asunto es que de los muertos no se dice nada: ya no tienen vida privada.