EL MIRADOR
Cómo afrontar las reformas
QUE CON LA llegada de los socialistas al Gobierno de la Nación van a suceder cosas no previstas e incluso radicalmente descartadas en la anterior etapa política es ya una obviedad. Empezando por la retirada de tropas de Irak, o el nuevo enfoque, más europeísta y menos proamericano de la política exterior en su conjunto. Pero también se nos viene advirtiendo en distintos mensajes, de Zapatero, de Manuel Marín y del propio Rey don Juan Carlos, sobre otra novedad de primera importancia para la legislatura recién iniciada: tenemos por delante una legislatura con importante tarea que efectuar en la revisión, corrección o puesta al día de la Constitución vigente, una tarea que Aznar no quería ni plantear y sobre la que tampoco Rajoy se mostró partidario. Ambos entendían que no existía tal necesidad. Únicamente Fraga aceptaba esa hipótesis del cambio constitucional. En efecto, estas Cortes van a tener varios episodios constitucionales y «grandes momentos parlamentarios y políticos», como ha anunciado Marín, por razón de las reformas anunciadas de la Carta Magna: Reforma del Senado, mención de las autonomías, mención de la Constitución Europea e igualación de derechos de hombres y mujeres en la Corona. A estos futuros cuatro cambios se refirió ya el presidente Zapatero en la sesión de investidura, y algunos analistas y políticos no descartan que la reforma de algunos estatutos autonómicos pudiera forzar a alguna otra reforma más de la propia Constitución. A los cambios venideros hicieron referencia concreta y directa, asimismo, tanto Marín como el Rey en la sesión solemne de apertura de la legislatura del jueves por la mañana en el Congreso. El presidente del Congreso y de las Cortes generales explicó que es imprescindible abordar esas modificaciones. «Nos esperan largas sesiones donde la creatividad, la imaginación y el sentido del equilibrio nos permitirán salir airosos de estos importantes retos de la legislatura», dijo Marín. Y al hacer referencia a los cambios que deberán introducirse en lo relativo a la sucesión de la Corona, señaló que las mujeres tienen derecho a ocuparlo todo, a ejercer todo tipo de funciones, incluida la Jefatura del Estado. También el Rey hizo ya suyos esos proyectos de reforma constitucional. Y para afrontarlos, el jefe del Estado hizo un llamamiento al diálogo para que, en esas futuras adaptaciones de la Carta Magna, se produzca el mismo espíritu de consenso que permitió alumbrarla. La invitación al consenso ha sido reiterado en boca del Rey, mientras Zapatero ya anunció su esfuerzo en «buscar el máximo acuerdo para cambiar la Carta Magna». El tono del discurso del Rey Juan Carlos y su reiterada invitación a la tolerancia e integración hicieron que el lendakari apareciera como un entusiasta partidario del mensaje de la máxima autoridad de la nación. «En nuestra nación y en nuestro Estado hay sitio para todos», dijo el Rey. E invitó a los parlamentarios a que persigan un proyecto de vida colectiva tolerante e integradora que sume en lugar de restar. Ahora queda esperar que los hechos se ajusten a los buenos deseos expresados...