Diario de León
Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

Creado:

Actualizado:

MUY A MENUDO los humoristas gráficos, los viñetistas, representaron a Aznar como un considerable bigote, y en muchas tertulias no radiofónicas el Bigotes era el modo de denominar familiar o cómicamente al ya exjefe del Gobierno. Ahora hemos sabido que el propio José María Aznar, según se revela, empleó la parte por el todo para hablar de sí mismo y para hablarle a su muy amigo Bush: «Cada vez que te sientas solo -dijo Aznar a Bush hace un año, de la que ahora se ha dado minucioso detalle- recuerda que estamos junto a tí. Siempre puedes ver un bigote junto a tí». Pues bien, un año más tarde, las circunstancias han cambiado sustancialmente, pero el bigote ha hecho reaparición en escena. En el PP se han tenido que buscar argumentos para justificar la amigable conversación de Aznar y Bush, en la que ambos lamentaron la decisión del Gobierno socialista de retirar las tropas de Irak. Saben en el PP que no será lo mismo sin Aznar en la jefatura del Gobierno, y que su propia militancia, en términos muy amplios, contemplan muy adecuada la decisión de hacer venir esas tropas en muy serio riesgo de convertirse en objetivos de los chiíes, de los suníes, de Al Qaida, de los incontrolados de cualquier especie que abundan en el avispero irakí. De manera que, una vez que José Blanco llamó a Aznar «chivato» y «desleal» por esa conversación con su amigo el emperador Bush, han sido varios los dirigentes del PP que se han visto en la necesidad de disculpar, justificar o disimular la razón de ser de esa llamada comprometedora en la que el futuro profesor de Georgetown participa de la amargura de su amigo por la deserción de los soldados españoles, y con ellos, verosímilmente, de unos cuantos soldados más que van a seguir los pasos del rebelde Zapatero. Muy a menudo el anterior dirigente de un partido llega a preocupar y producir inquietud y desasosiego a sus sucesores. A Felipe González también le costó tiempo retirarse del todo del liderazgo. Antes o después, volvía a ejercer un cierto mando moral y descolocaba al sucesor. Parece que finalmente está alejado de esa tentación. Con Aznar podría existir un riesgo parecido, y está por ver que Mariano Rajoy consienta esas reapariciones en escena del decaído bigote...

tracking