Avance hacia la retaguardia

SE ADVIERTE a los partidarios de la retirada de las tropas españolas de Irak que lo que sigue puede herir su sensibilidad. El que avisa no es traidor. Dicho esto, mi sargento, y ahora que ya sólo quedamos cuatro y el cabo, puede usted seguir leyendo, porque, de todas formas, con este Gobierno lo tenemos crudo para subir en el escalafón. La semana pasada el ministro de Defensa, señor Bono, envió al teatro de operaciones un relevo de doscientos y pico efectivos para reforzar a los nuestros, pero sólo de vuelta a casa. Según el ministro, el ejército español nunca retrocede, sino que da media vuelta y sigue avanzando. También el otro día desembarcó allá un comando de agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), pero no para espiar las avisadas y aviesas intenciones de los fundamentalistas islámicos, sino para pactar con su líder, el clérigo chií Al Sadr la victoriosa repatriación de nuestros reclutas, sin bajas y, a ser posible, con todos los honores. La misión era secreta, según han confirmado todos los periódicos y la agencia Efe, tras entrevistar al cura del turbante, y fue un éxito: Al Sadr dijo a los suyos que, en vez de hostigar a los nuestros, los despidieran con claveles, si bien a las pocas horas celebraron el acuerdo con algunas ráfagas de ametralladora, un par de morterazos y un coche bomba. Afortunadamente y dado que los soldados españoles vuelan bajo ninguno resultó herido con tantas salvas al aire. Hostigar, lo que se dice hostigar en serio, nadie ha hostigado a los nuestros, pero a poco más los ahostian de por vida. Por último, el propio presidente Zapatero se ha bajado al moro este fin de semana con el talante de diálogo que le caracteriza, así que nos bajaremos los pantalones, pero con toda firmeza. La brigada Plus Ultra, como su propio nombre indica en los letreros del Camino de Santiago, combate en dirección contraria. A ver si se entera, mi sargento. Media vuelta y a por los americanos, coño.