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Publicado por
JOSÉ PÉREZ MOYA
León

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VOLVER al pasado histórico es como perder la memoria. Un pueblo desmemoriado no está a la altura de las exigencias que marcan los nuevos tiempos que nos toca vivir. Las guerras son por naturaleza amorales e injustas, sobre todo las civiles en donde se desarrollan los pensamientos e instintos más espurios. Habrá que condenar todas las acciones que sean condenables por cualquier bando, zona o grupo sin distinción. Las imperfecciones, a veces, del ser humano, con sus ambiciones trae consigo los males que están aquejando a la humanidad en general, y en particular a los países de cualquier continente. ¡Qué pena! ¡Hay que aprovechar las lecciones sacrosantas que nos ha enseñado la historia, que algunos intentan reproducir con nuevas propuestas separatistas-soberanistas que atentan contra-natura, más bien, movidos por apetencias personales que no es del caso reseñar, y que están en la mente de toda la Comunidad Española. La división de más poderes es un atentado a todos los ciudadanos, es como volver a la fragmentación del País con sus aspectos más negativos, con la insolaridad, la rebaja del bienestar social y las desigualdades sociales, en todos sus órdenes. Los que están representando a las fuerzas políticas más representativas del arco político, deben estar vigilantes de las maniobras de algunos políticos dentro de la misma praxis ideológica por estar sembrado las dudas y el desconcierto entre los electores y provocando una inseguridad y un caos que el pueblo, sea cual sea su pensamiento, lo reflejará en las urnas. La historia pasada y presente con todos los avances tecnológicos y los problemas para subsistir, ofrece una realidad tangible, que no pasa desapercibida al ciudadano de la calle. Alterar la democracia y volver a los reinos de taifas con más desigualdades que las actuales, será volver a la prehistoria. El pueblo sabe valorar los avances por pequeños que estos fueren. De promesas no se vive. Hagamos una España articulada, dentro de la pluralidad, competitiva, con la creación de empleo y con nuevas empresas, que fomenten la seguridad futura para que los más jóvenes vean el futuro, con más optimismo, al tener una continuidad laboral más estable. Nuestra Constitución no es un juguete en manos de falsos profetas que están sembrando la discordia y un caos futuro; el actual régimen administrativo y competencial de las comunidades, no tiene por qué desbordarse con miras regionalistas sin futuro. No hagamos el juego maquiavélico y seamos más honestos con nuestra propia conciencia, sin los complejos ideológicos, que no redundan ene l bienestar de la mayoría. España sin complejos, se mueve en unos parámetros, acordes con la realidad, y si alguno quiere desentonar, por ambiciones personales, habrá que desenmascararlo ante la opinión pública, por el daño que pueden infligir tales desvaríos, sea de la tendencia que sea. En mi etapa de niño se vivió una convulsión en el país, que no se vuelva a reproducir. Los Políticos en general deben tener una visión y perspectiva de futuro más diáfana y transparente, desterrando los enconoslos odios ancestrales, para que, «todos a una como en Fuenteovejuna», tengamos una España, con la prosperidad a la que el pueblo tiene derecho. En la actualidad hay movidas económicas que alteran el concepto de la dignidad y de la praxis ideológica. No nos engañemos, el pueblo de hoy es más culto, y las nuevas generaciones, me consta, que están a la altura de los tiempos. Sepamos aprovechar la libertad, la tolerancia y la convivencia, en sus justos términos, sin promesas que no tienen viabilidad futura. Más desorden equivale adesgobierno y descontrol de nuestra convivencia . Cuando un ciudadano se desplaza geográficamente de un lugar a otro, que no pierdan su identidad y poder de adaptación, por estar en su mismo País, con mayúsculas, sin los traumas que algunos ideólogos pretenden crear Lingüística y políticamente. Si a través de la historia, han incurrido, los gobernantes de turno, en algunos errores, que los actuales, no vuelvan a cometer estas mismas apreciaciones, van en perjuicio de todos los ciudadanos. Se podrían citar en síntesis algunas semejantes pasadas con las actuales que no deben enturbiar el clima que estamos viviendo y el pueblo sabe reconocer con los avances lentos que se están produciendo. La División en España tendrá efectos más negativos que positivos, tanto en la escena Internacional como en nuestra Nación. Sepamos estar a la altura de los tiempos demostrando ya nuestra mayoría de edad. No podría terminar este breve comentario sin citar a un gran pensador como Immanuel Kant, uno de los más preclaros representantes del pensamiento moderno por su concepción científica de los valores morales, dentro del campo Filosófico. Una de sus máximas «Obra de modo que tu voluntad pueda instituir una legislación universal»; y otra: «obra de modo que trates al hombre, tanto tú como los otros, siempre como fin y nunca como medios». Estos son los rasgos de la moral kantiana, que podrían hacerse también extensivos a nuestra clase política, muy difícil de llevar a la práctica.