EN BLANCO
¿Política o reyerta?
SON los hechos, y no el nuevo ministro del Interior, los que desvelan que, en efecto, hubo imprevisión política ante la matanza del 11-M: no se pudo evitar por la imprevista precisamente. Otra cuestión es si se pudo o no se pudo prever, si en vez del empecinamiento en considerar el terrorismo etarra como única amenaza se hubiera puesto mayor atención en esa otra amenaza del terrorismo internacional que, vinculado a la invasión de Irak, podía previsiblemente golpearnos y que, a la postre, fue el que nos golpeó. Se trata, en todo caso, de una importante discusión política que, por serlo, exige un respeto escrupuloso a las normas democráticas de educación, decoro y civilidad, y no, como ha querido el ex-ministro Acebes, hoy número dos del Partido Popular, de una reyerta tabernaria en la que vale todo, a condición de que sea bronco, incivil y violento. Llamar miserable e indecente, entre otras lindezas, a un ministro del Gobierno español porque éste ha expresado su convicción de que se pudo hacer más para evitar la masacre de Madrid, es inaceptable en cualquier caso, pero más viniendo de un dirigente del partido de la oposición. No dijo José Antonio Alonso que Ángel Acebes, no quiso prever los atentados, en cuyo caso se comprendería la indignación, traducida en insultos, del así acusado; dijo, simplemente, que hubo imprevisión, cual los tristes sucesos del 11-M demostraron más allá de toda discusión racional. Acebes responde, pues, a lo que no se ha dicho y ante tal dislate es inevitable la sospecha de que lo que el ex-ministro ha querido es insultar, acaso con la intención de desviar la crítica política a los terrenos de la gresca tumultuaria. Cuiden su lenguaje y sus formas, pues, los políticos del PP, y agradezcan la genero sidad de los españoles que han padecido en los últimos años su insufrible manera de gobernar.