Déficit institucional

LO QUE TOCA La Zarzuela, por regla general, sale bordado. Conocí bien cómo enhebran todos los hilos los sastres del palacio con motivo de la visita de los Reyes a la Universidad de León. Ayer acudió la Reina doña Sofía para presidir en el Auditorio los actos conmemorativos del Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Fue un acto de exactitudes. Y de déficit institucional. León nunca ha tenido generosidad institucional. Quedó patente ayer, con algunas ausencias clamorosas. Quizá es que el eslogan de la festividad -«Protección de la dignidad humana»- no cala en determinadas conciencias. Son esas conciencas que no sergregan adrenalina ante imágenes de iraquíes desnudos, con dogales al cuello como perros, tirados por una muchacha preñada de otro soldado yanki. El acto, apadrinado por la Cruz Roja y la Media Luna Roja, fue brillante. Y la señora -esto es: la Reina de España- escenificó su papel de protección social y humanitaria con gran dignidad. En estos nuestros días en que la dignidad humana nunca logra asomar por encima de la línea del dinero, sorprende que actos como el de ayer sean, a la postre, algo más que humo. Jamás un cargo público interpelará al responsable de turno sobre los efectos colaterales de celebrar la efemérides en León. Sin embargo, se asume como normal que el viceportavoz del grupo del PP en el Ayuntamiento de León, Francisco Saurina, le interrogue al corregidor a la conclusión del último pleno: ¿La visita del ministro de Interior, José Antonio Alonso, va a traducirse en inversiones para León?. Inaudito. José Antonio Alonso, leonés del Crucero, diputado electo por León y responsable de la seguridad de todos nosotros, vino a su ciudad no por exigencias del guión, sino como cortesía y gratitud. Y dejó claro que en esta legislatura se construirá el edificio que albergará al GRS en La Virgen del Camino y la comisaría de policía en San Andrés del Rabanedo. ¿Acaso esos dos proyectos -por cierto, oscurecidos en el anterior mandato- no se traducen en inversiones? Han pasado 24 días desde las elecciones generales. Casi da pudor pedir cuentas con tan estrecho margen. Sospecho que en el trasfondo está el 13-J, día de las elecciones al Parlamento Europeo, fecha en la que el PP tiene depositadas todas sus confianzas. Juan Vicente Herrera estuvo ayer en el Auditorio. Pero el día antes, en un acto orgánico de la gaviota, voceó a los cuatro vientos: «Seré beligerantre y no pasaré ni uno de los muchos compromisos que Rodríguez Zapatero ha adquirido con Castilla y León». De acuerdo. Tampoco lo haremos nosotros. Lo que sucede es que el presidente está en desventaja. Yo he pedido cuentas sobre la Escuela de Pilotos y otras claudicaciones y no ha dicho ni pío. Veremos si él puede reprocharme lo mismo. Juan Vicente Herrera, igual que Tomás Villanueva, han aprendido de memoria el mismo manual. Un manual que pone en letra set: «Los comienzos del PSOE no están siendo buenos», o el recurso a la rancia estrategia de premiar a los compañeros de pancarta. A los políticos les vendría bien asimilar el eslogan de Cruz Roja y Media Luna Roja: proteger la dignidad humana. Y enjugar, sin duda, su déficit institucional.