Templar el debate

HEMSO ENTRADO casi todos al trapo. El debate autonómico está siéndolo de algunos políticos, al que asisten los ciudadanos como meros espectadores. Parece que se quiere reeditar lo escenificado en el año 81, cuando se cerró en falso. He dicho con nitidez que un debate de esta naturaleza necesita tiempo. Y condiciones. Bastante más de las que estarían dispuestos a conceder los leonesistas que militan en la UPL. Cuando ayer sustenté ante un cargo público de la UPL que, como mínimo, ese plazo no debe agotarse hasta dentro de tres años, fecha de las próximas elecciones autonómicas, casi me crucifica. Sigo creyéndolo a pies juntillas. Para que el debate sea real tiene que participar la sociedad civil. Al final es la que tiene que decidir, no el político de turno. Es tal la aceleración que se ha querido imprimir, que conviene encender las luces de alarma y hacer una llamada a la prudencia. Este no es un buen momento. Daré dos razones. La primera es que hasta después del 13-J, fecha de las elecciones al Parlamento Europero, el debate debe congelarse. Cualquier toma de postura anterior será precipitada. Y segunda: la Universidad de León tendrá mucho que decir sobre el proceso y también soplan vientos electorales sobre el campus de Vegazana. De hecho, a una semana vista, se celebran elecciones a Rector en primera vuelta, a la que concurren tres candidatos: José Ángel Hermida, Enrique López y Ángel Penas, citados por riguroso orden alfabético de sus apellidos, no por escalafón preferencial. Será necesario crear varias comisiones de estudio, técnicas, jurídicas, culturales o económicas que presenten conclusiones a favor o en contra del organigrama actual. Pasadas las dos convocatorias será el momento del debate sereno, riguroso, ponderado y serio. Todo lo que se haga antes es prematuro. Es prematuro que el corregidor de León, Francisco Fernández, apueste por la autonomía uniprovincial descartando otras posibilidades, lo mismo que Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta, rotundice que el mapa está cerrado, o que José María Rodríguez de Francisco lo simplifique todo en una ley orgánica para que León derribe los muros de Castilla. El debate político interesa mucho menos que el debate civil. Conviene abrir los ventanales a estas claridades. Igual que hacerlo sobre otras posiciones. Estos días, con más frecuencia de lo habitual, se viene hablando del campus del Bierzo, con ofertas de los candidatos sobre nuevas titulaciones y otras generosidades. Y no es correcto. La Universidad de León cuenta con dos campus: el de Vegazana y el de Ponferrada. El de Ponferrada es fruto de la decisión de un equipo rectoral concreto, del apoyo social y político de los bercianos y del económico de los fondos Miner. De unos ayuntamientos que renunciaron a subvenciones mineras para invertirlos en el campus de Ponferrada. Gracias a ellos va siendo una realidad. Los corregidores mineros, con Laudino García a la cabeza, entonces presidente de Armi, comprendieron que invertir en ciencia e investigación era más rentable que hacerlo en brea. La Universidad es eterna. Las carreteras sólo aguantan una década sin baches.