TRIBUNA
La tinta del calamar
EL PARTIDO Socialista de León, ahora en el gobierno municipal y en el nacional, ha vuelto a abrir el debate de la inclusión de nuestra provincia -sola o acompañada de Zamora y Salamanca- en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. No es la primera vez que tal ocurre. En 1995, Agustín Turiel, entonces presidente de la Diputación, lo intentó de manera efímera. Ahora, primero Miguel Alejo, delegado del Gobierno en la Comunidad, luego el propio señor Fernández y finalmente la secretaria de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, han terciado en la polémica. La diferencia entre el intento del señor Turiel y la realidad de ahora es que un leonés ocupa la presidencia del Gobierno en minoría y con un horizonte de reforma de varios Estatutos, lo cual es un escenario muy distinto al de los gobiernos de Felipe González y de José María Aznar. Yo me he preguntado públicamente si las palabras del señor Fernández son una propuesta, una maniobra o una reflexión personal, porque es importante saber en qué parámetros se está moviendo el Partido Socialista. Si se trata de una reflexión personal, el señor Fernández debe saber que, por el puesto que ocupa, sus reflexiones públicas tienen innegable trascendencia, y no pueden limitarse a expresar un deseo, más o menos sentimental, de autonomía uniprovincial. Como se ha dicho acertadamente, hay que saber qué se ganaría de esta manera con ello y en qué términos se plantea esta cuestión. Si se trata de una propuesta, lo que el señor Fernández tiene que hacer es trasladarla a los órganos de su partido, para que veamos lo que éstos deciden. Hasta ahora, las declaraciones han seguido caminos, si no dispares, al menos no convergentes: «el debate de la inclusión en la Comunidad Autónoma sigue abierto» -señor Alejo-, «es preferible una autonomía uniprovincial» -señor Fernández-, «en la Comunidad hay dos regiones, pero hay que ser leales al Estatuto -señora Valcarce- y la defensa de una autonomía biprovincial (León y el Bierzo) -señor Saavedra (presidente comarcal del Bierzo)-. Ninguno de los cuatro dice lo mismo, y sólo las palabras del señor Fernández tienen un sentido claramente disgregador de León respecto de Castilla y León. A tenor de lo dicho por la señora Valcarce, parece que tales declaraciones les han pillado por sorpresa. El señor Villalba no se define, y Madrid guarda silencio, quizá para no complicar más el panorama de la reforma de los Estatutos, que es obligada respecto de Maragall y Chaves, y probable respecto de Ibarretxe, al menos según lo que ha venido diciendo el PSOE en la campaña electoral. Por lo tanto, propóngase en el debido foro, y dígase por quienes ahora tienen la responsabilidad de pronunciarse, lo que al respecto se piensa. Porque la otra posibilidad es que el pronunciamiento del señor Fernández sea una maniobra, algo parecido a la tinta del calamar, que da nombre a esta tribuna. Tal manio bra podría ir en dos sentidos: por un lado, tratar de ocultar una inexistente gestión municipal, y los problemas de ella derivados, con algo que desvíe la atención ciudadana, cree polémica y haga correr ríos de tinta. La segunda finalidad de la maniobra no sería otra que dar oxígeno a la UPL, precisamente cuando no concurre a las elecciones europeas, lo que permite al PSOE gran capacidad de movimientos. Ambos objetivos no son excluyentes sino complementarios. En las elecciones generales del 2000, la UPL se quedó a 7.158 votos de conseguir un diputado nacional a costa del PSOE, y obtuvo algo más de 41.000 votos en la provincia. Cuatro años más tarde, esos 41.000 y pico votos se quedan en 13.114; el descenso es tan expresivo que hace supérfluo cualquier comentario. No sería extraño, por tanto, que UPL, que debe afrontar su congreso próximamente, haya pedido artificialmente a su socio, o se lo haya exigido, que vuelva a abrir el debate de «León solo», pues es la justificación de la existencia de ese partido. Así, ambos socios de gobierno municipal se beneficiarían de tal desvío de la opinión pública hacia temas que no tienen absolutamente nada que ver con el gobierno municipal. León tiene derecho a exigir que dejen de tirar chorros de tinta, como los calamares, y que el Partido Socialista -lo de la UPL siempre estuvo claro- exprese una opinión también clara sobre las palabras del señor Fernández, pues la intervención del señor Alejo antes, y la de la señora Valcarce ahora, no hacen sino aumentar la confusión y la sospecha, sobre la realidad y las intenciones de lo que han dicho. Esperemos que pronto nos lo aclaren.