LA VELETA
El mejor amigo de Aznar
CON LAS elecciones europeas en el horizonte cercano, la deriva insoportable de la guerra de Irak es un pasivo difícilmente superable para Mariano Rajoy y el Partido Popular. Pero en este asunto, la sombra de José María es tan inaguantable que puede aplastar a su partido en un abismo tan profundo como el que ha vislumbrado Jaime Mayor Oreja, que en su toma de posesión como candidato advirtió del riesgo de desaparición del Partido Popular si se hundía en el Parlamento Europeo. En este contexto, el próximo viaje del ex presidente José María Aznar a Estados Unidos para entrevistarse con Bush es un recordatorio de todos los ingredientes que conformaron el cóctel que determinó la salida del Partido Popular de La Moncloa y el vuelco electoral. Esa imagen puede ser tremenda como segunda edición de la que se tomó en la reunión de las Azores en la que el presidente norteamericano asía del hombro al mandatario español con cara de niño que ha conseguido el aprecio de su maestro. Por algo esa instantánea ganó el prestigioso premio Ortega y Gaset. Por si faltaba poco en ese periplo, al que probablemente también asistirá el yerno del presidente, Alejando Agag -sospecha permanente del tráfico de influencias en el entorno de Aznar- aparecerá también la imagen inequívoca de Arnold Schwarzenegger, político ultraconservador norteamericano, actor de cine y actual gobernador de California c on un oscuro pasado ideológico. Durante su mandato, Aznar gozó de un poderoso escudo mediático que impidió a los españoles preguntarse sobre las razones profundas de esa admiración y amistad por un político con las características de George W. Bush: ultraconservador, integrista religioso, defensor a ultranza de la pena de muerte y padre de todas las doctrinas de limitación de los derechos humanos que están en el origen de las torturas de Irak. Ahora, sin un baluarte mediático, la foto de José María Aznar con George W. Bush compartiendo página en los periódicos con las cada vez más insoportables imágenes de la barbarie en Irak puede tener un resultado nefasto para las expectativas electorales del Partido Popular.