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Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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ALGUNOS descastados, que sólo tienen querencias republicanas, se están pasando estos días de rosca en los comentarios de barra de bar y en las cartas al director a cuenta de la boda del Príncipe y Letizia con frases como «otros dos que mantener», o «yo trabajo y pago mis impuestos, pero éstos a saber a qué se dedican» , o «bodorrios como el de aquí ya no los dan en directo ni en Ruanda-Burundi, gracias a Dios a que allí no hay televisión». Lo dicho, una pasada. Como los directores de los periódicos y de las televisiones suelen ser ahora de centro izquierda, gente reciente con talante dialogante y pactante en el moderno estilo zapateril -de Rodríguez Zapatero, no confundir con el zapatero de la esquina ni con Emiliano Zapata- la cosa se resuelve muy a menudo con diálogo, aunque breve, con el redactor jefe: «¿Lo metemos hoy?». Respuesta: «después de que digan sí». Sólo de este modo se explica que las dos últimas semanas hayan salido tan pocos republicanos en los telediarios, aunque, a lo mejor, dentro de un par de años arrasamos. La primavera la sangre altera, según dice el refrán y no hay más que ver cómo se acelera la sangre azul por todas las autopistas y medios de comunicación del Estado. En cualquier canal que te metas sólo ponen fotos de don Felipe en la cuna, en mantillas, en traje de cadete de almirante y, ya garzón, de apuesto novio de mozas, cuyos retratos podrían llenar el Museo del Prado, algunas de muy buena calidad. Por lo demás y como no queda más remedio, servidor también está apuntado a la lista de bodas de parte de Hacienda. Pero es lo que le dije yo el otro día a mi mujer cuando nos invitaron al casorio de un pariente lejano del pueblo de la abuela: «Oye, Mari Pili, les compramos el regalo, aunque no vayamos, y que no nos den más la turra». Ni con el vídeo de la boda, ni todo el santo día en la televisión.