Diario de León

EL BALCÓN DEL PUEBLO

La Virgen de la lluvia

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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OTRA VEZ los pueblos de la Valduerna, de Maragatería, del Órbigo y del Páramo vuelven sus ojos a Castrotierra, a la Virgen, pidiéndole la lluvia que bendice sus sementeras. Mañana comienza la rogativa, por decisión unánime de los procuradores de la tierra, con permiso de las autoridades eclesiásticas y gubernativas. El obispo de Astúrica Augusta, Camilo Lorenzo, vista la previsión climatológica, alienta la novena. Los hombres del tiempo insisten en lluvias y tormentas para el fin de semana. Lo repiten como papagayos, preocupados por los escotes de las damas y los chaqués de los jefes de estado que asistirán a la boda del Príncipe Felipe y doña Letizia. El subdelegado, Francisco Álvarez, recién llegado al cargo, pero con espolones en la política orgánica y municipal, también dio el placet. Con regocijo: no en vano fue corregidor de Santa Marina del Rey, cuyo pendón o estandarte abre el desfile procesional. La estampa romera es única. La tengo en la retina desde que un año, en compañía del fotógrafo César, que imortalizó la historia leonesa de casi medio siglo, la presencié desde las murallas de Astoga. Llegaba por la N-VI una riada de hombres/mujeres, con cuarenta pendones al viento, dulzainas y tamboril. Aquel año no llovió. Pero vi en los ojos de los comarcanos y de las campesinas la fe. Aunque soy hijo del campo, no sé si es angustiosa la falta de lluvia. Los embalses están a reventar. Como nunca. Pero el agua de los pantanos no llega a los trigales de las colinas, ni a los campos de girasoles. Esa bendición líquida sólo cae del cielo. Es lo que pedirán mañana miles y miles de campesinos de las cuatro comarcas leonesas, a las que se unirán sin pestañear las de Jamuz y Cabrera. La Virgen de Castrotierra es su gran Señora. Creo que la única medalla venerada en la provincia para implorar que llore el cielo. En tiempos de la República se rezaba al Cristo de Valderas. No tuvo éxito la rogativa. El maestro, don Víctor, predijo la lluvia para dos semanas después. Tampoco lloró el cielo. Un campesino de boina, agnóstico y resabiado, a lo Salomón, sentenció: «Ya no creo en Dios ni en don Víctor». Y como agnósticos políticios se han confesado los seis corregidores leoneses que llevan ejerciendo sus cargos ininterrumpidamente desde hace un cuarto de siglo: Moisés García Jalón, de Vegas del Condado; Marcelo Fernández Olmo, de Mansilla Mayor; Silvestre Cascalla Provecho, de Cubillas de los Oteros; Andrés Domínguez Gómez, de Puente Domingo Flórez; Julio González Fernández, de Valdepiélago; y Laudino García García, de Igüeña. Tres azules y tres rojos. A los seis pretendía la Diputación distinguirles con la Medalla de Plata de la institución. Han dicho: No. Lo argumentan en tres puntos: 1) No se consideran merecedores ni destinatarios del tal reconocimiento y hacen renuncia expresa a la aceptación de la misma. 2) Piden a la Diputación que si quiere homenajearles por los 25 años, otorgue a los seis municipios alguna obra que redunde en beneficio de los respectivos municipios. Y 3) Han estado durante el cuarto de siglo al servicio de sus ciudadanos, y no buscan la vanidad personal. Por algo, digo yo, han estado un cuarto de siglo con el bastón de mando.

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