CRÓNICAS BERCIANAS
Ensalada de aversiones a la berciana
EN CUESTIÓN de cañerías políticas los ciudadanos de a pie deberíamos estar casi siempre al margen. Y reconozco que algunas veces hasta es como si me autocensurara absurdamente como para no herir la sensibilidad del administrado. Me trago tal vez los detritus de las guerras intestinas en los partidos porque creo que hago un enorme favor al mundo no exhibiendo alegremente las miserias y las indignidades que jalonan en la mayoría de las ocasiones la senda hacia las aterciopeladas poltronas. Pero es que como ha pasado en el PP berciano -absolutamente descompuesto-, y como ocurre ahora en el PSOE comarcano, hay periodos en los que la porquería y los enfrentamientos cainitas rebosan los confines de la taza del váter. Aunque en el caso de los socialistas de aquí, los confinados entre Piedrafita y El Manzanal, la última historia de desavenencias no deja de tener su sarcasmo y sus tintes surrealistas. Cómo explicarse sino que aquel Ricardo González Saavedra colocado al frente del Consejo Comarcal del Bierzo como supuesto hombre de paja de quienes le recompensaron por haber barrido al sector de Conrado Alonso Buitrón del timón de la agrupación ponferradina, ahora se acabe aliando con el mismísimo Conrado y familia para dejar en bragas a aquellos que pensaron que tenían en sus manos ya no sólo el control del PSOE en la capital sino en el resto de la comarca. Es listo políticamente Conrado, tal vez tanto como Antonio Canedo, pero hay que reconocer que al alcalde de Camponaraya le ha fallado por una vez su fino olfato. Parece que metió a la zorra a cuidar el gallinero, y que lo peor para él y para su grupo es que la raposa -entiéndase siempre con sentido figurado- está más que bien arropada por sus cachorros de Nueva Izquierda. Y el arreglo pues, con congresos provinciales, comarcales y locales por delante, empieza a tener mala pinta. Básicamente porque los odios personales comienzan a cobrar un protagonismo que como acaeció en el desguace del PP son difícil luego de erradicar de repente. Aunque entre los socialistas comarcanos, y eso podría interpretarse aún como signo esperanzador, en las facciones ahora aliadas me consta que existen tipos que llevan años prometiéndose hasta unas hostias, pero se ve que todavía son capaces de unirse frente a un contrincante -casi no me lo imagino- muchísimo más odioso. Y eso ignoro si resultará un halago para un político, pero ese nexo de odio sideral en estos momentos sólo puede llevar grabado dos nombres propios. O se trata de el del flamante senador Antonio Canedo, o el de la ex portavoz del Ayuntamiento de Ponferrada y diputada de nuevo cuño, Charo Velasco. Pues bien, aunque en esta ensalada de vanidades y aversiones parece que habría que ser muy «gelipollas» -arrastrando mucho la «g»- como para apostar por un final, yo soy de los que piensan, como pronostica un amigo que ya lleva años en la pelea, que en la última escena aún aparecerán abrazados fraternalmente Canedo y Conrado. Eso sí, entre muchos, muchos cadáveres. Incluso el del propio Consejo del Bierzo.