El Bernesga y su entorno

LAS orillas del Bernesga y el propio río no atraviesan un buen momento y eso que podría ser peor y de hecho lo será cuando llegue la canícula. Paseaba el sábado por la nueva zona ajardinada o urbanizada junto al río, que va desde el puente de Martín Granizo hasta el de San Juan de Dios (creo que todavía no tiene nombre) y que ya fue objeto de mi comentario al poco de ser inaugurada. Ahora la novedad es la cafetería, abierta desde hace poco, pero lo demás poco tiene ya de nuevo, sino que se notan más los defectos por el paso del tiempo. Las varitas plantadas tardarán muchos años en dar buena sombra y mientras todo está a la solanera, lo que dejará el lugar en verano sólo para esparcimiento al atardecer y al anochecer. Menos mal que la iluminación es buena. Habrá que sustituir unos cuantos arbolitos que no prendieron y están secos, cortar la hierba (no me atrevo a llamarle césped, porque aquello más parece que volvió a salir lo que había antes de la urbanización y no que se haya plantado), colocar mejor o sujetar las maderas que sirven de paso sobre el arroyo que cae al río desde el lago artificial, colocar mejor la impermeabilización de éste, especialmente junto al chorro que le surte de agua, Por lo que al río se refiere, habría que quitar las toneladas de arena que se han acumulado al lado del Hostal y que han acabado con el embalse, hasta el punto de que las piragüas de Municipalia tuvieron que competir ¡en la piscina de Sáenz de Miera! Y ya que se pide a la Confederación el permiso correspondiente, para evitar problemas, no sólo habrá que retirar la arena, sino también la gran cantidad de troncos y ramas que arrastró la corriente y que están varadas ante el dique del puente de San Marcos. Ramas y suciedad que dan una pésima imagen a quien las contempla y eso suelen hacer no sólo los huéspedes del Hostal, sino todos los peregrinos a Santiago y este año serán muchos miles. Un poco de limpieza, por favor.