Diario de León

TRIBUNA

La persistencia en un proyecto erróneo

Publicado por
CARMEN GUTIÉRREZ ALBERTO PÉREZ RUIZ JAVIER REVILLA PSOE DE VALENCIA DE DON JUAN
León

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EL TIEMPO siempre da la razón a quien la tiene. Los socialistas de Valencia de Don Juan a través de su grupo municipal llevamos reiterando nuestra oposición a la actuación que primero se proyectó y ahora se está llevando a cabo en el castillo de nuestra ciudad. No vale decir que nuestra contra se debe a la simple negativa a aceptar un proyecto de signo político contrario, pues en múltiples ocasiones hemos demostrado nuestro apoyo a las iniciativas positivas para Coyanza, vengan de donde vengan. Tampoco nadie da crédito ya a las acusaciones del PP que asocian nuestra oposición al ir en contra de los intereses de Valencia de Don Juan e incluso de poner en peligro subvenciones llegadas desde otras administraciones. Recurrir a tópicos tan manejados como pueriles sólo sirven para demostrar el peso de nuestra postura. Y es que desde que se conoció la concesión de la subvención para nuestro castillo por parte del Ministerio de Fomento todo ha sido oscurantismo, pasos en falso y errores sin remediar. Poco -por no decir nada- ha aportado la oposición al proyecto porque ninguna opción se le ha dado. En el PSOE hemos pasado del júbilo al recibir la noticia a la mayor incomprensión y aislamiento, de la congratulación pública por la concesión de una parte del 1% cultural de la León-Benavente a la más rotunda crítica hacia un proyecto que creemos atenta contra nuestro principal monumento no sólo en lo estético sino también en cuanto a su propia conservación. Las declaraciones iniciales del arquitecto responsable de realizar el Plan Director del castillo de Valencia de Don Juan eran rotundas: la prioridad era la consolidación de la ruina y el estudio arqueológico del monumento. Por una serie de razo nes poco claras en unos meses aquellas intenciones variaron totalmente hasta el punto de presentarse el proyecto de construcción de un edificio de cristal dentro de la torre del homenaje. Ni consolidación, ni arqueología. Un edificio de nueva planta cuya única y pírrica explicación por parte del alcalde Juan Martínez Majo fue que el Ministerio de Fomento exigía que el dinero se invirtiese en «fines culturales». ¿Acaso garantizar el mantenimiento en pie de un precioso castillo del siglo XV no es un «fin cultural»? ¿Acaso estudiar sus restos arqueológicos no es más importante que crear un antiestético e ineficaz edificio de cristal? El entonces ministro Álvarez Cascos y su equipo decidieron así y nuestros responsables municipales tragaron con esa rueda de molino. Preferimos pensar que esto fue así y desechar otros rumores que apuntan hacia la «mayor visibilidad» de unas y otras actuaciones. Queremos pensar en que la clave no es esta segunda opción porque significaría decir que los dirigentes del Partido Popular piensan en los votos y no en la Cultura y sobre todo porque reflejaría que ellos piensan que los coyantinos no seríamos capaces de valorar una inversión invisible pero que garantizaría poder disfrutar de nuestro castillo las próximas décadas, algo hoy por hoy muy improbable. Pero en definitiva se decidieron por edificar un edificio de cristal y el proyecto salió adelante con nuestra oposición, basada en tres grandes líneas: la urgente necesidad de invertir en consolidar el edificio antes que otra cosa, la imposibilidad de proyectar el edificio al no haberse realizado las pertinentes excavaciones arqueológicas y el excesivo impacto estético que supondría para el monumento. Ninguna se tuvo en cuenta y poco a poco se van demostrando acertadas. El primer gran error que debe haber sonrojado a más de uno es haber lanzado un proyecto sin realizar las necesarias excavaciones arqueológicas previas. Éstas son fundamentales para conocer el significado cultural y patrimonial del edificio, pero también para descifrar su desarrollo arquitectónico. Se dio por hecho que bajo el suelo que entonces se pisaba no habría más que uno o a lo sumo dos metros de escombros y a día de hoy se ha profundizado ya más de cinco metros y aún no se ha localizado el suelo original de la torre. Para quienes conozcan el castillo, por donde se accedía al interior de la torre hoy queda claro que es un hueco de ventana más y si se mira desde abajo la perspectiva es clara, no es por donde se entraba originariamente y ya no podrá ser el acceso al futuro edificio de cristal porque bajo ella hay al menos otro piso más de los que se creía. Error imperdonable. ¿Qué hacemos ahora?. Todo el proyecto queda inservible, las medidas y presupuestos estimados para la nueva construcción no valen. Proyecto a la basura, dinero malgastado. Dinero que ya nunca tendrá un «uso cultural», ese sí que ya no lo tendrá, esa inversión sí que ha sido «invisible». ¿Alguien se hace responsable de esto?. De las otras dos líneas en que desde el PSOE basamos nuestra negativa al proyecto esperamos, por el bien común, no tener confirmación. La referida al impacto estético de la nueva torre porque confiamos en que nunca se lleve a cabo ya que estamos seguros de que los nuevos responsables del Ministerio de Fomento tienen diferentes concepciones de lo que significa «uso cultural». Y la otra idea que insiste en la urgencia de consolidar el propio monumento antes que nada es irrebatible y evidente, baste con observar el inminente peligro de derrumbe de la parte Noroeste del castillo, literalmente en el aire, o las enormes grietas que han quedado a la vista pública ahora que se procede a la limpieza de la torre del homenaje por el exterior. Deseamos que no se cumplan nuestros temores de ruina, pero hay aspectos que no nos hacen ser optimistas. En 1979 ya vimos como una grieta lentamente cada vez fue a más y acabó con una torrecilla en el suelo ante el desaliento generalizado. Fue triste pero debe servir para aprender la lección. Si no se consolida el castillo con urgencia y se olvida este proyecto fantasioso, ineficaz, antiestético y presuntuoso posiblemente amanezcamos una mañana sin la presencia física del castillo más quimérico y efectista de León y de buena parte de España, una fortaleza-palacio que fue un sueño artístico medieval hecho realidad y que hoy tenemos la oportunidad y la obligación de conservar.

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