Modifiquemos el estatuto autonómico

APROVECHANDO que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Bernesga lo hace por León no existe ningún razonamiento lógico que aconseje no afrontar ahora la situación estatutaria que rige nuestra autonomía. Los leoneses de toda condición a excepción de unos pocos que viven de este engendro parido en aquel lamentable alumbramiento autonómico estamos decididos a agarrar el toro por los cuernos y llevarle de una vez por todas al cercado, no podemos seguir mareando la perdiz por más tiempo, no sería responsable dejar pasar la oportunidad que se presenta revestida de voluntad gubernamental de modificar los estatutos autonómicos, la oportunidad que ahora mismo tiene el partido socialista de cara a la celebración en julio de sus congresos Federal, Regional y Provincial, para que atendiendo a los deseos de inmensa mayoría de los leoneses y leonesas se abra un debate serio y riguroso donde se pongan encima de la mesa los pros y los contras que esta reforma tendría para la provincia de León. No se trata tan siquiera de provocar una ruptura con Castilla ni tan siquiera se trata de pedir un autogobierno similar al plan Ibarreche, se trata simplemente de dotar a la provincia de León de un estatuto de Región donde se plasme con claridad cuáles deberían ser sus cuotas competencia y cuáles las cuotas de participación que de los presupuestos regionales le corresponde administrar a León sin intermediarios y sin comisarios políticos que no tiene ningún sentido su existencia. La propia Diputación Provincial puede y debe asumir las riendas de la administración de la región de León y desde esta institución ancestral y por otra parte institución pura de León se puede regir los destinos de esta provincia con las consiguientes ventajas para los intereses generales de todos los que habitamos en esta tierra. Tiene razón el corregidor de la ciudad de León cuando afirma que si la denominación de Castilla y León es la que es, no puede quedarse en pura cuestión de semántica sino que, por ello precisamente hay que dotar de contenido esa «Y» ya no valen las historias estúpidas de que esta comunidad es la que es y que otra opción no es posible o como dice un ilustre consejero que a más INRI es leonés, la fórmula que se apunta desde el Partido Socialista de León es ilegal ¿por qué? En democracia todo aquello que se pueda conseguir con la palabra y el respeto es legal por principio y pretender lo contrario sólo es intentar poner puertas al campo. Los conflictos de calado profundo que terminan en violencia en la mayoría de los casos son consecuencia de la cerrazón y de no querer aceptar lo que por pura lógica es de derecho natural, y de derecho natural es que León tenga lo que se merece por pertenecer a una España plural y diferente, dentro de los cauces constitucionales cabe todo hasta la posibilidad de proceder a realizar referendos que clarifiquen la voluntad de los administrados y desde esa voluntad gobernar y hacer que la misma no resulte burlada con artimañas políticas que sólo benefician a algunos y en cambio perjudican a la mayoría. La patria como ente no existe, la cultura social y de identificación se produce por los periodos centenarios de convivencia y mezcolanza, la lengua y el sentir, pretender hacer patria desde una celebración festivo-política en una campa sita en Villalar basándose en pan y circo no da resultado y, es un grave error, pues en aquel lugar no hay nadie de León que se sienta ni a gusto ni satisfecho y, no me refiero al estómago pues, de esto ya sé que existen muchos agradecidos. Respetemos los límites que la Constitución nos marque pero, dentro de ese marco hagamos lo imposible por conseguir para León lo justo y para que, los leoneses no sigan sintiéndose frustrados y estafados por los que en nombre de las urnas se erigen en representantes de sí mismos y de sus propios intereses, olvidando que, los demás y los más no están a gusto ni satisfechos con esta forma de administrar lo nuestro. No se puede esperar otra ocasión para que entre todos lo que de buena fe, estén dispuestos se aborde sin complejos esta situación y si después de hablar con claridad sobre lo bueno y lo malo de estar donde estamos y si el resultado es que no hay opciones mejores aceptaremos con respeto y resignación esta cruz impuesta hace ya más de 25 años para seguir avanzando hacia la crucifixión a fin de poder resucitar al tercer día y ascender a los cielos de otra autonomía similar a la Navarra, Vasco o Catalana. Pero, no afrontar este reto y esta oportunidad sería una terrible irresponsabilidad política.