TRIBUNA
La palabra dada y los compromisos electorales
LA SEMANA pasada he presentado una serie de preguntas escritas al Gobierno de España, todas relacionadas con los compromisos electorales del Partido Socialista en León y con el cumplimiento de la palabra dada por sus candidatos, especialmente por el actual presidente del Gobierno. Me parece oportuno advertir que a nadie le puede extrañar que la oposición, que es donde me encuentro ahora, lleve a cabo una labor de control, que debe consistir no sólo en una tarea de crítica o denuncia sino además en estimular la acción del Gobierno, no sea que de otra manera se produzca una actitud de relajación, de olvido o, lo que sería más grave, de deliberado incumplimiento. Ahora ya no es el momento de los sentimentalismos. No sirve el reiterar el origen leonés del presidente del Gobierno, que a todos, socialistas o no, nos agrada. No es tampoco el momento de los gestos de cara a la galería, ni nos conformamos con el talante que alguien ha definido como «un buen rollito indefinible» que le hace ser simpático. Es, sin embargo, el momento de definir las propuestas y de las realizaciones concretas. No voy dar cuenta pormenorizada de todas las preguntas dado que ya lo hecho ante los medios de comunicación. Pero sí me parece conveniente clasificarlas en este artículo en grupos, reservándome las valoraciones para el momento de las respuestas. Antes quiero destacar que, extrañamente, muchas de las promesas no son competencia del Gobierno central sino de titularidad autonómica, lo que en principio merece una explicación, pues de lo contrario habría que denunciar el primer incumplimiento, fraude o engaño electoral. Pues bien, un primer grupo de preguntas se dirigen a conocer los objetivos, plazos, financiación, estudios en que se apoyan y empleos directos e indirectos que van a generar, en su caso, las nuevas sedes comprometidas: el Inteco en León y el Centro Tecnológico de Investigaciones Energéticas e Industrias Renovables en Ponferrada, así como el Instituto Tecnológico de la Pizarra que se ha prometido sin determinar su futura ubicación. Otro grupo, que plantea los plazos de supresión, el coste de los rescates y como se financiará la eliminación de los peajes de las autopistas León-Astorga y León-Campomanes, ya ha tenido tristemente contestación por parte de la ministra de Fomento, que ha afirmado tajantemente que el Gobierno del PSOE no rescatará ningún peaje en toda España. Ello demuestra que los leoneses no se pueden fiar de las promesas de José Luis Rodríguez Zapatero. Un tercer grupo se refiere a las infraestructuras. En este sentido es necesario recordar que en la anterior época socialista su política en infraestructuras viarias fue el cero total. En materia ferroviaria, consistió en el cierre de líneas férreas, el recorte de recorridos o en la disminución de tránsitos, sin que para nuestra tierra estuviera contemplada la llegada del tren de alta velocidad. Y en lo que se refiere al aeropuerto de La Virgen del Camino todo se limitó a un cartel publicitario hasta que gobernó el Partido Popular. Por lo tanto, las preguntas van dirigidas, fundamentalmente, a conocer si se van a mantener los compromisos del anterior Gobierno actualmente proyectados o en ejecución y, en su caso, si existen nuevos compromisos o plazos diferentes. Sobre la Variante de Pajares, la obra de mayor envergadura realizada jamás en León con una inversión aproximada de 2.000 millones de euros, ya hemos tenido también contestación, y muy negativa para la provincia: Fomento paraliza las obras al posponer la contratación de tres de sus tramos. Finalmente, pregunto por el Plan Oeste que tantas expectativas ha generado. Sin olvidar otras preguntas sobre compromisos en políticas turísticas, de justicia, regadíos, del carbón, la vivienda o de defensa. En todo caso, lo relevante será conocer si existen o no nuevas inversiones, nuevas medidas contempladas para León y su provincia. Lo contrario, sería dar una nueva envoltura, sin más, a algo que ya estaba comprometido, intentando apropiarse de la gestión anterior. Esperemos las respuestas, esperemos las respuestas sin atajos, que prevalezca el derecho a la información y que no se pueda decir aquello de «mucho ruido y pocas nueces» o que los programas electorales, como dijo un socialista ilustre, no son para cumplirlos.