Diario de León

CON VIENTO FRESCO

¿Volver a Europa?

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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LAS DISPUTAS, como se deduce de las palabras de los candidatos, no son por quién representa mejor a los españoles, sino por el concepto de Europa. El asunto no es baladí, aunque lo parezca si nos atenemos al nulo interés de la campaña electoral. Es probable que en el clima de desconfianza hacia Europa, también los españoles nos estemos haciendo euroescépticos; aunque creo que tiene que ver en ello el perfil de los candidatos y lo poco atractivo de sus programas. Jaime Mayor es un hombre honrado, pero un político con un perfil demasiado fuerte. Resulta creíble por lo que dice pero algo hosco en la manera de decirlo. Tiene madera de fajador pero no trazas de ganador, y eso le perjudica. José Borrell parte con un terrible inconveniente: las dudas que su persona genera en su partido y en los electores. Un hombre que gana unas primarias contra el aparato político de su partido y luego es ninguneado de manera insultante, por decencia o por dignidad, debería haber abandonado la política; no lo hizo. El jacobino de ideas firmes y centralistas que era entonces, se ha convertido en legitimador de una política connivente con los nacionalistas. Si el perfil de los políticos no es el más adecuado, lo es menos aún lo que defienden los socialistas. Venir a estas alturas con un lema como «volvemos a Europa» es un insulto a la inteligencia. Excepto para los franceses, para quienes África empezaba en los Pirineos -ese era el concepto que tenían de los españoles-, España siempre fue parte sustancial de Europa. Nosotros no tenemos que volver a Europa, somos Europa por geografía, historia y cultura. Podemos afrancesarnos o britanizarnos pero nunca europeizarnos; ese dilema quedó superado hace muchos años, como para repetir las disputas entre Unamuno y Ortega. No diré con Camoens, en As Luisiadas: «Eis-aqui se descobre a nobre España, como cabeza alí da Europa toda», que resultaría muy chovinista, pero si que España es y se ha sentido siempre Europea. Lo que hizo de España un país occidental y europeo, a diferencia de otros territorios del antiguo imperio romano anegados por la marea musulmana, fue la voluntad de reconquista, bajo la bandera del cristianismo, que culminó con éxito siglos después, y que propició un inicio de la modernidad con un ímpetu incontenible que nos llevó a la hegemonía en Europa o a descubrir un nuevo mundo; así sin complejos. Si el «volvemos a Europa» significa volver con Francia y Alemania por su postura contraria a la guerra a Estados Unidos, tal frase no deja de ser una falacia; pues también son Europa Inglaterra, Italia, Holanda, Dinamarca o Polonia, países que como España e incluso con más ayuda, están presentes en Iraq. No deseo valorar la retirada de las tropas por Zapatero; pero si decir que la campaña mediática de tal regreso está convirtiendo a los soldados españoles en un ejército de opereta, de abrazos, lágrimas y sentimentalismo poco acorde con lo que debe ser una institución militar. También que esa Europa que forman Francia y Alemania puede que no sea la mejor aliada para nuestro país en estos momentos. La tesis doctoral de Sagrario Morán, «ETA entre España y Francia», debería haber abierto los ojos a los españoles, pero algunos quieren ocultar la humillante relación de España respecto a Francia en estos últimos veinticinco años a causa del terrorismo. Por eso no se trata de volver a Europa, sino de saber y defender qué Europa queremos. Yo no deseo una Europa de dos velocidades, de países desiguales, en la que Francia y Alemania se conviertan en líderes indiscutibles y absolutos. Por el contrario, quiero una Europa diversa aunque cohesionada, sin grandes diferencias entre los Estados que la componen, con un peso equitativo en razón del territorio y de la población; una Europa que defiende sin nostalgia pero también sin ira su pasado, sus raíces humanísticas y cristianas, que la han modelado a lo largo de los siglos. Y en esa Europa una España con peso e influencia.

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