Bambi o Harry el Sucio

TODO proceso electoral es, además, un experimento de laboratorio en donde se puede observar la reacción de la sociedad en contacto con las distintas substancias políticas con que se le infiltra. Este domingo, además de testar la imbricación de España con el proyecto común de Europa, parece que todo el mundo quiere que estas elecciones sean una segunda vuelta de las generales que se celebraron el 14 de marzo. De esta campaña ciertamente insulsa, quedará para la historia la decisión de los dos grandes partidos de postular en la cabeza de las listas a dos candidatos que no sólo no generan demasiado entusiasmo sino que además están bastante amortizados por su propia historia. Ante este panorama, el Partido Popular ha optado por celebrar el tipo de partido en el que mejor se desenvuelve cuando el campo está encharcado por la falta de frenesí de los espectadores: mediante la bronca. A Jaime Mayor Oreja, curtido en su estrepitoso fracaso de la política vasca, en donde ha dejado a su partido empantanado hasta en su propia sucesión, no le ha costado mucho trabajo coger la guadaña y ponerse a segar la hierba y los tobillos. Josep Borrell, al que se le puede acusar de cualquier cosa menos de deshonestidad -tuvo el coraje cívico de dimitir sólo porque otros traicionaron su confianza-, no ha entrado en la bronca. Igual ha ocurrido con el presidente del Gobierno y con el líder de la oposición. El domingo sabremos qué tipo de partido ha sido del agrado de la concurrencia. Lo relevante, una vez visto que no hay entusiasmo, es averiguar si el viejo estilo que implantó José María Aznar de tirar el tablero y las fichas cuando no domina la partida, tiene futuro a corto plazo, o los españoles están aburridos, de verdad, del matonismo y prefieren modales tan exquisitos como los que solicitaron a José Luis Rodríguez Zapatero como Bambi . El resultado más interesantes de la prueba de laboratorio del próximo domingo es saber si los españoles tienen preferencia política en estos momentos por las historias de Bambi o por las películas de Harry el Sucio.