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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LA MITAD de los españoles cree que la criminal salvajada de Atocha se debió al envío de tropas a Irak. A la otra mitad de compatriotas se les intenta convencer de que el 11-M se planeó antes de la guerra. Como año y medio antes, lo que significaría admitir que la respuesta a la ofensa se anticipó a la ofensa, o sea, que se vengaron por adelantado. Los que opinan de una manera y de otra constituyen hoy por hoy las dos Españas y conviven en las diecisiete que hemos hecho, no sin trabajo. Preguntarse ahora si la matanza de Atocha pudo ser evitada o fue algo inexorable es ignorar que el pasado no se repara. La historia recoge una de las muchas maneras en las que pudieron suceder las cosas: precisamente en la que sucedieron. Si no queremos que se repita, ya en forma de farsa o en forma de tragedia, hay que estar atentos a otros datos. Quizá uno de los más escalofriantes es que un total de 2.000 personas se han inscrito en Teherán para ser suicidas y perpetrar atentados. El 25 por ciento de estos mártires vocacionales tiene menos de dieciocho años y el menor de ellos cuenta sólo siete. ¿Qué es más determinante en ellos, su deseo de inmolarse o su deseo de inmolar a otros? Lo único que sabemos es que permanecen en lista de espera, aguardando la autorización del máximo líder de la República Islámica, el ayatolá Ali Jameini. La banda de El Egipcio, que está orgulloso de su hazaña, crece y crece. El tal Rabel Osman el Sayed, que preparaba un atentado en el metro de París, está loco, pero ha hecho más de ciento. Su banda es interminable y la locura acrecienta su memoria. En Mosul ha sido asesinado el hermano del hombre que delató a los hijos de Sadam. (El confidente había recibido una recompensa de 30 millones de dólares). La memoria de estos dementes es infalible y además no se conforman con el ojo por ojo: quieren dejar ciegos hasta a los estrábicos, ya que creen que los han mirado mal. Es quizá un buen momento para preguntarse qué ha hecho Occidente para enloquecerlos.