De León, al cielo (o al suelo)

ESPAÑA ama Europa; Zapatero ama a León y, de León, al cielo. Madrid ya no es el último peldaño antes de entrar en el firmamento. Eso es lo que sintieron, más o menos, los asistentes al mitin de ayer en el Palacio de los Deportes. Dicen que era por las elecciones europeas. Pero nadie sabía muy dónde queda eso de los 25 ni que va a pasar con la Constitución europea. Quien más y quien menos preguntaba por lo suyo y Zapatero tenía respuestas para todos y para todas. Aunque nada se mencionó, desde luego, de la Europa que privatiza los servicios públicos, aumenta los gastos militares y subordina todas sus políticas al principio de libre mercado; nada se dijo de los 22 millones de inmigrantes que quedan excluidos del tratado, tal y como está planteado el borrador. No es que la gente le falte interés por Europa -la Política Agraria Común goza de gran simpatía por estos pagos a pesar de que ha supuesto la ruina del campo, los ríos se convierten en canales por obra y gracia de fondos europeos para mayor gloria de ingenieros y constructoras- es que a los políticos tampoco les gusta contar la verdadera historia de la Europa comunitaria. Volvemos a Europa, desde luego, pero en León parece que vamos camino de las estrellas -hasta la Cultu toca suerte en la voz del presidente- con santo y fecha para el consejo de ministros, el 23 de julio, que aprobará en León el plan oeste. León está de moda; y no porque sea la provincia que más kilómetros tiene de Camino de Santiago -con los caminos secundarios, los que vienen del sur y los que van al norte son más de 500 kilómetros- o porque haya encontrado los restos del cuartel general de la Legio VII -ya se ha hecho eco Historia, del National Geographic - debajo del huerto de una casa de canónigos y la Junta se tapa los ojos mientras los entierran... León está de moda, pero corre el riesgo de zozobrar en la pasarela.