Diario de León

SIETE DÍAS

Todo el calor de la contienda lo pone la UPL

Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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HEMOS ASISTIDO a una campaña electoral en doble plano. Los políticos han seguido fielmente el calendario y, consecuentemente, han mantenido el lenguaje belicoso que es consustancial a la disputa del voto. Generalmente este ambiente político trasciende al resto de la sociedad civil, de forma que se percibe un exacerbamiento de los ánimos, que finalmente se aplaca tras conocer el resultado de los comicios. Con frecuencia, porque los politicos optan por las vacaciones como la mejor terapia para recomponer el maltrecho cuerpo que deja la intensidad de un mes de confrontación. Ahora, sin embargo, la tensión de los politicos no se ha trasladado al resto de la sociedad. Hasta ayer mismo se podían oír comentarios como este: ¡Ah, es mañana cuándo se vota! No ha calado en la sociedad la importancia de las elecciones de hoy, sin duda porque no se querido o no se ha sabido explicar su importancia. Las elecciones europeas cuyos resultados se conocerán hoy en los 25 estados de la Unión, compondrán un parlamento que tendrá mayores atribuciones con la nueva Constitución, que también se pretende aprobar en breve. A nadie se le oculta, por otra parte, que cada vez adquiere mayor importancia para los diferentes países las decisiones que se adopten en Estrasburgo y en Bruselas. Por lo tanto, los bloques parlamentarios funcionarán igual que lo hacen en los parlamentos de cada país. El problema es que nos falta perspectiva, conocimiento. Nadie se ha tomado en serio la tarea de explicarlo. ¿Los parlamentarios europeos que resulten elegidos por el PP a qué grupo se adscriben, con qué partidos de otros países harán bloque para aprobar o rechazar las propuestas legislativas? ¿Y el PSOE, igualmente, con qué formaciones tiene mayor afinidad? ¿En cuántas iniciativas el voto de los diferentes países es común, sin distinción de siglas, cuando se trata de defender opciones no ideológicas sino de carácter económico y que, por lo tanto, suscitan la unidad en defensa de los intereses nacionales, cómo ocurre, o debería de ocurrir, en la mayoría de las propuestas? Como esto es muy complejo, los políticos españoles han eludido las referencias a Europa y han propiciado una campaña para el plebiscito nacional. El mensaje resulta sesgado y estereotipado: Quien vota al PSOE ratifica la decisión mayoritaria de los españoles el 14-M. Una derrota del PSOE significaría que aquella victoria socialista tenía una carga emocional que desvirtúa la voluntad popular. Con estas premisas, se puede explicar que la palabra «mentira» haya sido la más utilizada en las dos últimas semanas. Es comprensible, por tanto, el nerviosismo de los políticos de oficio mientras el resto de los ciudadanos han mirado en esta campaña para otro lado, ajenos a la tensión que aparecía exclusivamente en las páginas de información política de los periódicos. El hecho de que la circunscripción electoral sea única, nacional, también provoca pérdida de interés. De Castilla y León figura en las candidaturas un sólo nombre, avulense por más señas y del Partido Popular. Esta falta de paisanaje Zapatero la ha querido contrarrestar con su presencia en León el último día de campaña, mientras que el PP ha preferido dejar a su cabeza de cartel al margen y se ha limitado a traer a León al secretario regional, y al presidente Herrera, a Ponferrada. De cualquier forma, sería un error ligar el resultado de las elecciones de hoy a las anteriores, por la sencilla razón de que para que este análisis pudiera realizarse, el nivel de participación debería de ser el mismo, o cuando menos similar. Y no parece que eso vaya a ocurrir. Una encuesta del CIS pronosticaba hace una semana que el nivel de participación podría estar en el 70 por ciento. No parece que el ambiente de la calle coincida con la apreciación estadística. Dentro de unas horas se despejarán las incógnitas. Tan lejos están los ciudadanos de estas elecciones, que el debate político en León ha estado centrado toda la semana en un partido que no se presenta a estos comicios: la UPL. El morbo de ver cómo se desgarran mutuamente los representantes leonesistas en el Ayuntamiento de León ha sido seguido con cierta sorpresa, porque nadie conocía que las diferencias entre los concejales fueran tan cainitas. Pedro García Trapiello, en un magistral artículo publicado el pasado jueves, desvelaba una conversación sobrecogedora entre dos concejales de la UPL: Te quedan tres días, le habría dicho uno a otro como amenaza por haber osado transguedir la norma del acatamiento. Y este último habría replicado: Y a ti tres años de cárcel. Muy fuerte. Así las cosas no es de extrañar que el Pleno Municipal previsto para el pasado miércoles, en el que debería de haberse decidido la privatización del agua, fuera aplazado sine díe. Porque mientras las disputas se mantengan en los pasillos, aunque sean del Ayuntamiento, la cosa puede resultar reconducible. Lo grave es que este enfrentamiento llegue a plasmarse en un asunto de tanta envergadura como es la privatización del agua. Entonces ya no habría marcha atrás. La pregunta que los observadores se hacen ante esta crisis es si puede acarrear un cambio en la Alcaldía, precisamente cuando se cumple un año del mandato actual, a tres de las próximas elecciones municipales. No parece probable. El sector renovador de la UPL, opuesto al fundador Rodríguez de Francisco, precisamente lo que pretende es liberarse de cualquier pacto, con el fin de hacer una política de mayor presencia. Entiende este sector que la situación actual sólo conduce a que la imagen de la UPL resulte disuelta como un azucarillo en la mayor fortaleza del PSOE, impulsado por la figura de José Luis Rodríguez Zapatero. Si eso ocurriera, el futuro político-laboral de muchos poli tic os leonesistas resultaría peligrosamente incierto. Como alternativa, por lo tanto, se baraja la posibilidad de situarse donde las urnas les colocaron, como fuerza bisagra en el Ayuntamiento de León, sin pactos de gobierno y sí con acuerdos puntuales, convenientemente divulgados previamente para que a nadie le cupiera la menor duda de que en la ciudad de León el ritmo lo marcaba la UPL (se añora aquel pacto con Arenas, pero ahora con otro color) conjurando al mismo tiempo sombras de corrupción en las que pudiera hacer pensar comentarios como ese de pronosticar tres años de cárcel a algún compañero de partido. Naturalmente para hacer esta nueva política no resulta imprescindible cambiar el nombre del alcalde. A pesar de ello, en el PP se vive la crisis leonesista en un evidente estado de ansiedad. Realmente la vida del político no tiene tregua. Y aún queda un mes y medio para las vacaciones...

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