LA VELETA
Tercera victoria y gran abstención
NO ES exclusiva española, ni mucho menos, la principal y penosa característica de estas elecciones para la renovación del mayor Parlamento del mundo, el que debe constituirse en Estrasburgo en unas pocas semanas con 732 miembros. La baja participación ha sido generalizada en los veinticinco países de la Unión, lo que no reduce la responsabilidad de quienes pudieron y debieron estimular el voto de los ciudadanos impulsándoles a participar en un proceso en el que se juegan tanto. Finalmente, el 45 por ciento de participación española, resulta ser la más baja de las consultas electorales españolas, tristemente. Los resultados se fueron conociendo sin prisas, sin precipitación, en razón del calendario establecido para toda la Unión Europea, que establecía que se darían a conocer los datos del escrutinio oficial antes de las diez de la noche. Finalmente, las dudas anteriores a la divulgación del escrutinio oficial quedaban establecidas en si la diferencia entre la primera y segunda fuerza sería de uno o de dos escaños: 23-24 ó 23-25. Finalmente, se establecía este último dato: 25, 23, más los tres de Galeusca, dos de Izquierda Unida y uno de Europa de los Pueblos. La victoria socialista, en todo caso, estaba conseguida, y los populares, de igual modo, confirmaban sus buenas impresiones sobre una progresiva mejoría de posiciones alcanzada a lo largo de la campaña electoral. Venía a confirmarse un casi empate técnico resuelto, finalmente, en los dos escaños de más del PSOE sobre la siguiente fuerza, el PP. Las encuestas apenas erraron en ese escaño de más alcanzado por el PP. Los populares, además, no sólo celebraban y festejaban unos buenos datos, aunque no la victoria que pudieron llegar a soñar a la vista de la amplísima desmovilización de esta cita con las urnas, sino que empezaban a prepararse para afrontar el desarrollo de un congreso del partido que, de otro modo, pudiera resultar altamente controvertido. Rajoy, con Acebes, Michavila y Zaplana, los nuevos mandos que dejó establecidos Aznar en su «fuga», eran los más felices y hasta eufóricos, con los satisfactorios resultados de este domingo de junio.