Mujer, Justicia y Gobierno

EL TRIBUNAL Constitucional va a ser presidido por una mujer, María Emilia Casas Baamonde, catedrático de Derecho del Trabajo y miembro del alto tribunal desde 1998. Ayer fue un día muy movido en el mundo de la Judicatura, pues la comisión de estudio del CGPJ rechazó el anteproyecto de Ley integral contra la violencia de género por tres votos conservadores contra dos progresistas. Pide esa mayoría un mes de plazo para ofrecer al Gobierno un anteproyectado enmendado de acuerdo a la Constitución, lo que retrasará el calendario del ejecutivo, que deseaba enviar su anteproyecto a Las Cortes a finales de junio. Los dos magistrados derrotados, uno de ellos la presidenta del Observatorio del CGPJ contra ese tipo de violencia, Montserrat Comas, lamentaron la actitud conservadora pero en ningún momento se refirieron a motivaciones políticas. Necesitó ayer el pleno del TC dos votaciones para tomar su decisión, en cierto modo sorprendente, pues el candidato al que se le concedían más posibilidades era Vicente Conde, el magistrado más antiguo. Sucederá así al presidente amortizado, Manuel Jiménez de Parga, una jurista de prestigio y de talante progresista. También la biografía de Jiménez de Parga está teñida de progresismo desde sus tiempos de lucha antifranquista. Ha ocurrido, sin embargo, que el presidente saliente había alcanzado una edad en la que suele recuperarse una porción de la inocencia perdida al salir de la infancia, una edad en la que los apremios del cuerpo humano languidecen y el cerebro se siente liberado de algunos condicionamientos. Desde hace años lleva siendo necesaria y hasta urgente una reforma profunda del funcionamiento del TC para que pueda solucionarse la carga excesiva de asuntos que se le envían y que impide la toma de decisiones rápidas. Los doce magistrados que forman el pleno del alto tribunal habrían valorado ayer a María Emilia Casas como la persona más indicada para impulsar esa reforma. La votación final fue de siete votos a su favor frente a cuatro a favor de Conde, y una abstención, presumiblemente la de la nueva presidenta. La promoción de la mujer a altos niveles de la Administración todavía mantiene abierto el debate sobre la conveniencia o inconveniencia de la ocupación paritaria de cargos públicos en relación al sexo. En el Gobierno socialista hay igualdad de hombres y mujeres, y por ahora no parece que éstas actúen con menor eficacia que sus colegas masculinos. La vicepresidentaprimera, María Teresa Fernández de la Vega, ha presidido incluso un consejo de ministros y nadie se mostrado sorprendido. En el TC no han existido ni presiones políticas ni compromisos corporativos para la elección de la señora Casas como presidenta. Lo cual no impide ver que en nuestro más alto tribunal hay un equilibrio ideológico entre sus doce miembros en evidente contraste con el desequilibro que, a favor de los magistrados conservadores, se da en el CGPJ, órgano rector de los jueces. En su comisión de estudio que ayer rechazó el anteproyecto del Gobierno se manejaron argumentos conservadores de excesiva sutilidad jurídica, al menos en apariencia, como el de no verse protegidos los hombres del maltrato de sus parejas.