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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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LOS SOCIALISTAS, cuando están en el gobierno, tienen una extraña virtud: aterrorizan a algunos contribuyentes. Con eso de que son progresistas, de que propugnan la igualdad y buscan la función social del impuesto, entran en las cuestiones fiscales como el caballo de Atila. Lo hizo Borrell, por ejemplo, y no sabemos si aumentó la capacidad recaudatoria del Estado, pero mereció que algunas acciones de su etapa en Hacienda fuesen calificadas como «terrorismo fiscal». ¿Se puede esperar algo pa recido del prudente y moderado Pedro Solbes? Algunos medios informativos lo esperan. El vicepresidente acaba de confesar su idea de clasificar a los ciudadanos según su riesgo de fraude fiscal, y ¡Dios, la que se armó! Es como si amenazara con sacar la relación de homosexuales que hay en la política. Es como si la mayor parte de los españoles fuésemos defraudadores en potencia. Se invocó la Constitución y, en particular, el derecho a la intimidad. Se le exigió una rectificación urgente. ¿Es para tanto? Si Solbes está pensando en esa clasificación con la intención de publicarla, es para tanto. Estaríamos ante un asalto a todos los derechos. Y empezaría a ser alarmante la intención de este gobierno de clasificarnos a todos por nuestros riesgos de cometer faltas o delitos. Primero se ideó la difusión de la identidad de los agresores a mujeres. Después, el director general de Tráfico propuso (y retiró) la publicación de los infractores del Código de Circulación. Y ahora, esta iniciativa del vicepresidente. Como Solbes es hombre cabal, que rebosa sentido común, no puede estar pensando eso. La clasificación de los contribuyentes por su riesgo de fraude tiene que ser, por fuerza, un simple método de trabajo de la Agencia Tributaria; una forma de funcionamiento interno para llegar con mayor facilidad y rapidez a las bolsas de fraude. Por supuesto, sin ningún tipo de publicación de nombres ni de niveles de riesgo. El riesgo no es ningún delito. Si es así, ¿dónde está el problema? Yo me apunto a aplaudir que Hacienda tenga localizados a los ciudadanos con más posibilidades de defraudar. No siempre son los más ricos, ni los más inmorales, ni los más golfos. Son sencillamente, señoras y señores que desarrollan una actividad donde la ley les permite cientos de triquiñuelas para no pagar. Todos conocemos alguno. . ¿Es exagerado tenerlos localizados? A mí me parece bastante normal. Es normal que esa gente sea más seguida e investigada que el trabajador al que hacen paralelas como si fuese un hijo de las Koplowitz.