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FERNANDO ONEGA
León

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LO CONFIESO: la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, me tiene seducido. Políticamente, se entiende. He ahí una mujer que en cree en su trabajo. Y en los resultados de su trabajo. Es tan sólida, tan segura, tan firme, que cree incluso en los resultados de este gobierno. Contemplándolos, piensa, quizá, que se ha quedado pequeño incluso aquel principio aznariano que proclamaba que España va bien. Iría bien, caviló, pero era irrespirable. Ahora ya no. Lo dijo el miércoles en el Congreso, en respuesta a algún provocador insolente del Partido Popular: «Desde que el PSOE gobierna, sólo saliendo a la calle se respira un aire mejor». La frase se puede interpretar en un sentido limitativo, y entender que «sólo saliendo a la calle» se encuentra ese aire. Dentro (quizá del Gobierno, quizá del partido, quizá del Congreso), la atmósfera no es tan limpia. Pero no veo yo a la señora De la Vega tan autocrítica para hacer tamaña confesión de sinceridades. La veo mucho más en un sentido claramente laudatorio: «basta con salir a la calle» para percibir ese magnífico ambiente. Y ahí es donde me impresiona. La vicepresidenta ha recuperado aquellos carteles naif de los años 80, que nos mostraban una tierra verde, llena de niños juguetones, y un cielo azul, lleno de pajarillos. Ahora me imagino a la señora De la Vega por los jardines de Moncloa, arrullando a Zapatero: «¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla más clara la luna brilla y se respira mejor?» Y Zapatero mirará el plátano y el madroño de los jardines de palacio; la arizónica y el pino; los chopos y la encina. Recordará cuando habitaba aquel despacho de la calle de Ferraz, allí donde los coches y el atasco. Y hará memoria su anterior vivienda, donde abrías la ventana y entraba la contaminación, y responderá: «sí, doña Inés, aquí se respira mejor. Vete y dilo en el Congreso; desde que gobernamos, ha mejorado hasta el aire». Doña María Teresa, toda bondad y entusiasmo, ya tiene una percepción de cómo respiran los españoles. Ya ha visto que el Partido y el Gobierno Socialista lo han purificado a base de entrega y pundonor. Ya puede convocar a todos los ciudadanos: españoles, abrid vuestras ventanas, salid al balcón, ensanchad vuestros pulmones, que se respira un aire mejor. Doña María Teresa ya sabe lo que es «el complejo de La Moncloa», que atacó a Suárez, a Felipe y Aznar: creer que todos los españoles están felices, porque lo dice un papel timbrado que firma un subsecretario.

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