EL BALCÓN DEL PUEBLO
La crisis de Antibióticos
ANTIBIÓTICOS está en pleno ejercicio de funambulismo. Sus trabajadores desconocen si cuentan con red para evitar partirse la crisma contra el asfalto. No cooperan en la clarificación ni los propietarios ni la Junta de Castilla y León. La crisis de la empresa se abordó en las Cortes regionales. El procurador socialista, Antonio Losa, interpeló al consejero del ramo sobre qué ayudas se habían concedido a Antibióticos y a Vitatene. Tomás Villanueva es un mago de los silencios, aunque habla siempre. No contestó a lo que se le preguntaba. Se salió, como en él es habitual, por la tangente. Respondió que la Junta está pendiente de que las empresas acrediten las inversiones. Villanueva torció el gesto ante la pregunta, como si no asumiera que el procurador socialista, en la oposición, tiene la obligación de preguntar, igual que él la tiene de contestar sobre lo concedido. Es dinero público. El más sagrado que existe, aunque haya profanaciones que escandalizan. Pero lo que no hubo en el debate resulta que es lo más importante. Cualquier empresa con tecnología moderna, lo primero con lo que ha de contar es con patentes, con productos que puedan venderse en el mecado. Lo escenificó con absoluta claridad el presidednte del comité de empresa, Eugenio Toral, en réplica al director de recursos humanos, Roberto Quber, que había expuesto con anterioridad el plan industrial. Toral rotundizó: «El futuro de Antibióticos pasa por desarrollar productos nuevos». Ahí le duele. Lo que importa es quién tiene las patentes, la investigación. Sabemos que es mucho más económico producir -digámoslo en lenguaje coloquial- las penicilinas en China. Se importan, y amén. Los leoneses nos hemos enterado cuando a Antibióticos le caducaron las patentes con las que empezaron a trabajar, pero no sabemos con cuáles continuará haciéndolo en adelante. Ahí radica, y no en ninguna otra circunstancia, el futuro de este tipo de empresas. Y echando de nuevo la vista política hacia el horizonte, aunque sea dando un salto sobre los temas. La Junta de Castilla y León parece que ha encontrado la panacea a todos los males de la comunidad autónoma: responsabilizar al Gobierno central que preside el leonés José Luis Rodríguez Zapatero. Como sigan en este plan, todos los miembros del Gobierno regional, incluido su presidente, van a ser fácilmente amortizables. Por otro lado, resulta realmente patético la fiebre o prisa que le ha entrado a Juan Vicente Herrera para reunirse con el presidente del Gobierno. La ronda está abierta y llegará a todos, sin exclusión. La demanda de los leoneses al nuevo Gobierno de Rodríguez Zapatero no pasa, ni mucho menos, por las cuerdas de violín que toca el presidente Juan Vicente Herrera. A la espera de lo que está por llegar, que con toda seguridad será verdaderamente importante, los leoneses queremos que el presidente, o su ministro de Denfensa, o el titular de la Sepi, nos digan cómo estaba o está el proyecto de la Escuela de Pilotos. Seguimos esperando una respuesta. Que se aclare.