Las fuentes

SI el verano no lo tuerce, con sus habituales demoras, parece que en breve vamos a contar en la ciudad con una nueva fuente. Me refiero a la que se está construyendo en la glorieta de Carlos Pinilla, pues la pasada semana han empezado a retirar las vallas y ya se ve su geométrica estructura de hormigón. La polémica vecinal se desató cuando en esa plaza quiso colocarse una máquina de tren y algunos manifestaron su descontento, porque parece que se les había prometido una fuente y eso era lo que ellos querían, y no una máquina de tren, como exponente del barrio ferroviario que había dado origen a toda esa populosa zona de la ciudad. Es como si dijeran que ya tenían bastante con el paso a nivel, como para poner más trenes en otro sitio. Particularmente creo que eso era una seña de identidad que perduraría más allá del soterramiento de las vías, cuando se empiece a olvidar en El Crucero que hubo un tiempo en que la mayor parte de los vecinos eran ferroviarios. Ahora, con la nueva fuente, se refrescará el ambiente en esta época de calores que se avecinan, claro que también se sentirá más el frío en el invierno y tal vez llegue a helarse, como la de Santo Domingo. Pero el título es plural y sólo he hablado de una fuente, y es que la otra se demora que es una barbaridad. Me refiero a la que debe instalarse en la plaza de Santo Martino, que está a falta de que se coloque alguna estructura para que pueda salir el agua, que el sábado echaba a borbotones la tubería que hay en el centro. Me consta que el alcalde reclamó hace meses que se concluyeran esas obras, pero desde entonces sólo se terminó una parte del empedrado y recientemente se han colocado unos enormes y pesados bancos de piedra. Ahora falta la fuente y, para cuando se coloque, espero que se limpie antes el canalillo de desagüe, que está lleno de papeles, piedras y cuando se cae al suelo o arrastra el viento, durante todos los meses que se lleva esperando el acuífero ingenio.